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30. La reserva ecológica El Edén
Un proyecto piloto exitoso de investigación y conservación de la biodiversidad
La conservación de la biodiversidad en México en los últimos cincuenta años ha tenido avances importantes gracias a la consolidación de un grupo de áreas protegidas de gran extensión que han sido decretadas por el gobierno federal.
A pesar del progreso en la protección de este patrimonio nacional, es ampliamente conocido el hecho de que la mayor parte de la biodiversidad se ubica fuera de esas áreas protegidas. Esto se apoya en el hecho de que la mayoría de especies importantes, como es el caso de las endémicas en peligro de extinción, se encuentran en pequeñas superficies fuera de las áreas protegidas, en propiedades privadas y sociales (ejidos y terrenos comunitarios).
Desafortunadamente, en las políticas de conservación del país, la búsqueda de estos sitios para su protección no fue prioritaria hasta fechas recientes, y por ello hoy en día hacerlo representa un reto de enorme importancia.
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El mirador de la Reserva Ecológica El Edén. Tomada de: http://www.uv.mx/noticias/files/2013/10/homenaje-agp-3.jpg. |
Hace más de dos décadas, en 1993, un grupo de conservacionistas mexicanos fundamos la Reserva Ecológica El Edén (REE) -la primera iniciativa pionera constituida desde el sector privado- con el objetivo de contribuir con los esfuerzos de conservación de la naturaleza en México. Gracias a ella, ha sido posible conocer las posibilidades y dificultades técnicas y administrativas que pueden tener proyectos de conservación privada.
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Sabana inundable en la Reserva Ecológica El Edén. |
Entre los objetivos originales que motivaron la adquisición de este espacio, en Quintana Roo, estaba la creación de un sitio alternativo para la comunidad científica, en donde ésta pudiera llevar a cabo investigación relacionada con el manejo y la conservación de la biodiversidad.
Sitios para la investigación ya se habían creado exitosamente en México con las estaciones de la UNAM en Los Tuxtlas y Chamela. Lo nuevo para nuestro país era la creación de una reserva privada, que se dedicara específicamente a este fin. Las reservas privadas habían tenido mucho éxito en Estados Unidos, pero eran prácticamente desconocidas en México.
Otro objetivo era el de probar la hipótesis de que sitios poco atractivos desde el punto de vista turístico, muy alterados por la ocupación humana y prácticamente carentes de vegetación primaria, pudieran tener un alto valor científico por el potencial de diversidad de organismos y ecosistemas que contienen, si se les estudia. La REE era un ejemplo de esa clase de sitio: habitada desde el preclásico, desmontada, explotada y quemada varias veces, hasta fechas recientes.
El momento era apropiado para adquirir una propiedad para estos fines, ya que a principios de los años 90 yo desarrollaba un proyecto de investigación en la zona maya, con el apoyo de la Universidad de California Riverside (UCR), y además me había relacionado con científicos y organizaciones conservacionistas y filantrópicas de México y de Estados Unidos. Los modelos que inspiraban este proyecto eran la Estación de Biología Tropical “Los Tuxtlas” de la UNAM y la organización estadounidense Nature Conservancy.
La oportunidad para iniciar esta alternativa se dio gracias a un proyecto conocido como Sostenibilidad maya, el cual me financió la Fundación MacArthur, por medio de la Universidad de California, Riverside, para promover la conservación de la naturaleza y la investigación científica sobre la biodiversidad de la zona maya.
Pensé iniciar el proyecto de reservas privadas con la adquisición de un sitio en la península de Yucatán que fuera administrado por particulares, en colaboración con una asociación civil. Sin embargo, había que cumplir dos objetivos: localizar un lugar poco conocido, que se considerara apropiado para su conservación e investigación, y obtener los recursos para adquirirlo y prepararlo para su manejo conservacionista y protección.
De las agrupaciones apoyadas por el proyecto Sostenibilidad maya, destacaba la sociedad civil Ecosfera, que se había formado con ex investigadores del INIREB Chiapas, así como la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), aunque esta última opción se descartó por la complejidad que implicaría la compra y manejo de la reserva en una burocracia universitaria.
Invité a Ecosfera A. C. para que hiciera una propuesta a nuestra organización, Sostenibilidad maya, al respecto; sin embargo, desafortunadamente, decidieron no aceptar, debido a los compromisos que acarrearía llevar a cabo un proyecto tan complejo. El único que expresó interés de ese grupo fue Marco A. Lazcano.
Lo que era claro es que se tenía que iniciar el proceso con la adquisición de un predio que tuviera valor ecológico y biológico, por lo que decidimos hacer una búsqueda de sitios. En esta etapa, invité al doctor Salvador Flores, de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), para que me ayudara a buscar predios en venta que tuvieran un atractivo científico por su biodiversidad. Flores era un muy estimado amigo y colaborador en los proyectos de la zona maya de esa universidad.
Tuve la suerte de ver un anuncio en un periódico local sobre la venta de un terreno en Quintana Roo con selvas, pantanos y vida silvestre. Me comuniqué con el dueño por teléfono e hicimos una cita para conocer más detalles. El sitio se denominaba El Edén y era parte de una antigua propiedad del mismo nombre que se encontraba al norte de Leona Vicario.
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Reserva ecológica El Edén. Archivo de la RE El Edén. |
El señor Manzanilla, dueño del terreno, me informó que él nunca había ido a conocer la propiedad que había heredado de su familia y que los únicos que conocían el sitio eran unos vecinos de un rancho llamado Carmelita, la familia Canto, quienes tenían una casa en Leona Vicario y que se ofrecían a llevar a conocer el terreno a posibles compradores. El precio de la propiedad, con una superficie aproximada de 900 hectáreas, era de 40 mil dólares.
Con esta información, convoqué al doctor Salvador Flores para que me acompañara a buscar el sitio y conocer su opinión. Rentamos un jeep y nos lanzamos a la aventura de hallar a los guías para que nos condujeran al sitio.
Cuando hablamos con los hijos de la familia Canto, aceptaron llevarnos al sitio del terreno en venta que se suponía que conocían bien. Nos indicaron que había una antigua vía, casi una brecha en muy mal estado, que iba de Leona Vicario a uno de los límites de la propiedad del señor Manzanilla.
Dicha brecha se usaba en el pasado para sacar madera y hoja de palma y los propietarios de algunos ranchos la mantenían en un estado apenas transitable. De acuerdo con los Canto, este camino llegaba muy cerca de uno de los extremos del terreno en venta. Nos pusimos de acuerdo y al siguiente día salimos en busca de El Edén.
El camino estaba en pésimas condiciones; era casi intransitable por las rocas y la vegetación, que apenas permitía encontrar la rodada del antiguo camino maderero. Pasamos por tres ranchos habitados: Santa María, El Edén, que según ellos era vecino de la propiedad en venta, y usaba el nombre de la antigua propiedad, y Carmelita, propiedad de la familia Canto, nuestra guía.
Llegamos hasta un sitio en el que no podíamos seguir con el vehículo. Nos dijeron que el límite de la propiedad que buscábamos estaba cerca y que podíamos ir caminando, abriendo brecha.
Después de un par de horas llegamos a un humedal que nos aseguraron era parte de la propiedad en venta. Caminamos un poco en el humedal y nos dimos cuenta del impresionante mosaico de vegetación de esa zona: selvas bajas, palmares, selvas medianas y sabanas, con un enorme potencial para la investigación.
Regresamos al auto que, para nuestra sorpresa, tenía una llanta ponchada. La cambiamos e iniciamos el retorno. Afortunadamente nuestro viaje se hizo sin problemas y después de varias horas llegamos de vuelta a Leona Vicario.
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Brecha contra incendios en la Reserva Ecológica El Edén. Autor: doctor Arturo Gómez-Pompa. |
La decisión de comprar este terreno para el proyecto de conservación privada la tomé en ese viaje, con el fundamento de lo visto por nosotros y la descripción de la vida silvestre por parte de Liborio y Abundio Canto: presencia de cocodrilos, grandes selvas, humedales y todos los grandes gatos. Lo que faltaba era negociar el precio y buscar financiamiento. A nuestro regreso a Mérida, me entrevisté con el dueño y le comuniqué nuestro interés por adquirir el terreno. Le pedí que me esperara unas semanas para hacer una nueva visita a la zona y ver si conseguía un financiamiento para hacerle otra oferta.
Consulté con varias organizaciones filantrópicas la idea y las posibilidades de conseguir un financiamiento como donativo o préstamo para asegurar la compra de la propiedad. Todos mostraron interés por el proyecto, pero les preocupaba el compromiso de su manejo y conservación en el mediano y largo plazos.
Por este motivo, me dispuse a averiguar la posibilidad de un préstamo bancario en Estados Unidos. Después de consultar con mi familia y contar con su aprobación, decidí pedir un préstamo hipotecario sobre mi casa en Riverside. Invité a Marco Lazcano, de Ecosfera A. C., a unirse a este proyecto de creación de la primera reserva privada para la conservación de la biodiversidad. Él aceptó participar en la iniciativa y asociarse con mi familia en esta aventura conservacionista. El préstamo solicitado se autorizó y la compra se hizo.
Iniciamos el proyecto con la adquisición de un terreno de aproximadamente 900 hectáreas en el norte de Quintana Roo. Hoy en día, la REE tiene tres propiedades vecinas adicionales, con una superficie aproximada de tres mil ha, bajo su cuidado y conservación. Escogimos este sitio debido a que era prácticamente desconocido desde el punto de vista biológico y ecológico y presentaba características muy importantes. La más notable era la escasez de estudios biológicos, ecológicos, arqueológicos, antropológicos y ambientales en una región despoblada que constituía el último gran reducto por explorar de selvas secas y humedales de la península de Yucatán.
Se sabía que la zona fue habitada y deshabitada varias veces a lo largo del tiempo. Poco se conocía de la presencia de los antiguos mayas en la región. Hace aproximadamente un siglo se tenía conocimiento de que el sitio había sido una importante zona productora de madera. Se sabía también que el sitio había sido afectado periódicamente por huracanes e incendios forestales. Los impactos naturales y humanos en los ecosistemas le daban a este sitio un valor científico adicional, que sería atractivo para investigadores de distintas disciplinas.
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El doctor Arturo Gómez-Pompa en la reserva ecológica El Edén. Ca. 2010. Archivo familiar. |
El terreno se puso a disposición de una organización no-gubernamental conservacionista sin fines de lucro: la Reserva Ecológica El Edén A. C. Esta asociación se integró por un grupo de reconocidos investigadores y conservacionistas. Iniciamos sin un plan concreto de conservación ni recursos económicos para su cuidado y manejo. Evaluamos la posible contribución de un área protegida relativamente pequeña para el conocimiento y conservación de la biodiversidad de la Península de Yucatán, en contraste con las reservas de la biosfera.
Se invitó a un pequeño grupo de investigadores, conocedores de la importancia del área, para que sugirieran con cuáles investigaciones debía iniciarse. Sus sugerencias se convirtieron en propuestas que los investigadores enviaron a distintas instancias y varias de ellas fueron aprobadas.
Sus trabajos de investigación científica son ampliamente reconocidos nacional e internacionalmente y su prestigio como organización conservacionista de punta es apreciado por la comunidad conservacionista nacional. La información científica generada sobre la diversidad biológica, ecológica y química de la biota de la REE es única en el país y se ha convertido en un modelo a seguir por otras áreas protegidas. En su corta existencia, se ha convertido en una de las zonas protegidas mejor conocidas desde la perspectiva biológica y arqueológica de México.
La REE es quizá una de las muy pocas áreas protegidas en donde se estimula la investigación experimental en el manejo y conservación de la biodiversidad a largo plazo. Sus trabajos de restauración ecológica son ampliamente conocidos y apreciados.
La estación de campo “La Sabana” cuenta con las facilidades básicas para llevar a cabo investigaciones de largo plazo en el área. Como resultado, se han generado 27 tesis de licenciatura, maestría y doctorado; 38 publicaciones técnicas y de divulgación, tres libros con temas en arqueología, agroecología, diversidad química, ecología y biodiversidad, además de que se han descubierto varias nuevas especies para la ciencia.
La Reserva Ecológica El Edén ha demostrado que existen sitios fuertemente perturbados que tienen un enorme valor científico. El descubrimiento de los humedales manejados por los antiguos mayas ha sido considerado como uno de los más importantes hallazgos científicos de la REE en las últimas décadas.
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Diversas investigaciones experimentales se llevan a cabo en la Reserva Ecológica El Edén. |
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“Benita”, la cocodrila mascota de la Reserva Ecológica El Edén. Autor: Marco Antonio Lazcano-Barrero, director general de la Reserva Ecológica El Edén A. C. |
En lo que concierne a los proyectos educativos, además de los estudiantes que han realizado sus tesis en la reserva, destacan los múltiples cursos, talleres y eventos educativos que allí se realizan. Con el Programa Habitatnet, iniciado en El Edén en 1995 así como con los protocolos desarrollados por el Instituto Smithsoniano y el Programa El Hombre y la Biosfera (SI-MAB), se ha capacitado a más de 700 estudiantes de preparatoria provenientes de México, Estados Unidos, Asia y Europa acerca de los métodos de evaluación y monitoreo de la biodiversidad.
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El doctor Arturo Gómez-Pompa con sus hijos Arturo, Eduardo y Gerardo Gómez Barrero revisando un desmonte en la Reserva Ecológica El Edén. Archivo familiar. |
El Primer Simposio Mundial Juvenil para la Conservación de la Biodiversidad se organizó en la REE, gracias al proyecto educativo de uno de sus investigadores principales, el doctor Daniel Bisaccio. Este novedoso proyecto enfatiza la idea de facilitar o permitir que los estudiantes aprendan ecología llevando a cabo proyectos en el campo.
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Hermoso atardecer en la Reserva Ecológica El Edén. Archivo de la RE El Edén. |
Hoy, este sitio natural ha seducido tanto a investigadores nacionales como extranjeros -quienes realizan en él una importante labor en términos de generación de conocimientos-, como a estudiantes y profesionales, quienes buscan el sitio adecuado para la realización de sus tesis, sus prácticas de trabajo o simplemente para aprender de la naturaleza.
La REE ha probado su resistencia ante uno de los huracanes más costosos y destructivos de la historia: Wilma. La reserva experimentó 36 horas de un huracán categoría 4 y su paso por la zona dejó inundaciones y una infraestructura dañada. Los estudios de su impacto ecológico y su recuperación pudieron hacerse gracias a la información existente de antes y después del huracán.
A lo largo de 20 años, la reserva ha sido un elemento clave en la conservación regional: con participación activa en la prevención, detección y combate de incendios forestales; inspección y vigilancia para evitar la invasión de tierras, así como combate a la caza furtiva y extracción ilegal de recursos forestales.
La REE obtuvo un reconocimiento otorgado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), mediante la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, por la realización de acciones relevantes y comprobables de protección, manejo y restauración en beneficio de la conservación de la naturaleza en áreas naturales protegidas de México y sus zonas de influencia, en regiones prioritarias para la conservación.
La existencia en el largo plazo de este experimento de conservación privada estará fuertemente ligada al apoyo y protección que reciba de autoridades federales, estatales y municipales, así como también a los donativos de amigos y filántropos interesados en la conservación del patrimonio biótico de México.
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* Tomado de: Gómez-Pompa, A., Lazcano M. a., Gómez-Barrero A. y MacSwiney, C. 2010. Reserva Ecológica El Edén, proyecto de conservación privada: En: Patrimonio natural de México, cien casos de éxito. (J. Carabias, J. Sarukhán, J. De la Maza y C. Galindo, Coord.) Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México. Págs. 92-93.
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