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Mi vida en las selvas tropicales

28. Mi llegada a la Universidad de California

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Durante mi estancia en el Harvard Forest en Estados Unidos recibí un telefonema del profesor Rodolfo Ruibal, de la Universidad de California en Riverside, quien me dijo que mi nombre había sido propuesto como un posible candidato para formar parte de la Facultad de la Universidad de California en Riverside (UCR) y también para el puesto de director del Consorcio de la Universidad de California para México y Estados Unidos (conocido como UC MEXUS).

Fisher Museum
Exterior del Fisher Museum (Harvard Forest) Tomada de: wikipedia.

Esta llamada me causó una gran sorpresa, ya que no tenía ninguna información de la existencia de tal programa y no tenía ningún contacto académico con la Universidad de California en Riverside. Mi principal relación con universidades estadounidenses era más bien con instituciones del noreste de Estados Unidos y con la Universidad de Texas, en Austin. Le pedí al doctor Ruibal que me mandara información de la Universidad de California en Riverside y también sobre el UC MEXUS, para que lo revisara y tomara la decisión de incluir mi nombre como candidato a esos puestos.

A los pocos días recibí el paquete de información del Sistema de la Universidad de California y de su campus en Riverside, así como la información del UC MEXUS. Revisé con gran interés los materiales enviados, consulté con algunos colegas amigos en Harvard sobre esta invitación, en especial con Norma, mi esposa, para saber si estaba dispuesta a salir de México y vivir en Estados Unidos. Todos coincidieron en que era una muy buena e interesante oportunidad para mí y que debería participar en el proceso de selección del candidato.

Universidad de California, Riverside
Universidad de California, Riverside. Autor: Carlos Puma/UC Riverside. Cortesía de Kris Lovekin, Director of Publications & Internal Communication. University of California, Riverside.

 

La invitación a ser candidato para esos puestos me causó una gran satisfacción. La oferta reunía aspectos muy importantes para mí: uno de ellos me permitía considerar que podía tener la oportunidad de iniciar otro periodo de mi vida fuera del país, en Estados Unidos, como director de un programa académico ligado con México. Este punto fue trascendental para tomar mi decisión.

El segundo aspecto que me atrajo fue el optar por una posición de profesor titular de tiempo completo con base en el campus de Riverside, reconocido por la calidad de su programa botánico.

Tener dos actividades al mismo tiempo no representaba un problema para mí, ya que lo había hecho en México en el Instituto de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (INIREB), al combinar el trabajo de director con el de investigador.

Debo confesar que ya había experimentado anteriormente la posibilidad de trabajar en alguna institución académica de Estados Unidos. Sin embargo, las oportunidades que se presentaron nunca se pudieron consolidar y mis decisiones siempre se enfocaban a mantenerme en México.

Sin embargo, esta nueva opción contemplaba dos aspectos importantes: mi estado actual de incertidumbre sobre mi futuro en los momentos en que había dejado la dirección del INIREB y la oportunidad laboral que se me presentaba fuera del país en una universidad de gran prestigio.

El hecho de que la posición de profesor en la UCR estuviera ligada a la dirección de un nuevo instituto sobre México y Estados Unidos era muy atractivo, ya que me permitiría no solo continuar los trabajos de investigación que tenía en México desde Riverside sino apoyar a las instituciones nacionales de investigación científica, teccnológica y educativa mediante este programa de colaboración de la UCR con México.

Mi propio proyecto etnoecológico en el que trabajaba en mi estancia en Harvard me ayudó a ver el potencial de generar y apoyar temas de investigación en colaboración con investigadores mexicanos en antropología y arqueología de la zona maya. Este proyecto podría ser beneficiado con la nueva oportunidad que se me presentaba en la UCR. De hecho, lo usé como ejemplo de futuras actividades que podría llevar a cabo o promover en la Universidad de California (UC) y especialmente en el campus de Riverside.

Una vez revisado todo el material, tomé la decisión de aceptar la invitación para competir por los puestos a los que había sido nominado. Sabía muy bien que no era el único candidato; seguramente había otros y tenía que competir para poder ganar los dos puestos: profesor de botánica de la UCR y primer director del Consorcio para México y Estados Unidos UC MEXUS.

Llamé por teléfono al doctor Ruibal para confirmarle mi interés. Él me agradeció haberle contestado positivamente y me indicó que hablaría con el comité de selección nombrado por el presidente de la Universidad, para ver la fechas posibles de mi entrevista, las que consultaría conmigo.

Ante esta perspectiva, me preparé para la entrevista. Revisé la información sobre la Universidad de California y sobre los temas de investigación de los profesores del Departamento de Botánica de la UCR. Me di cuenta de que su fortaleza se hallaba en sus investigaciones en agricultura y en fisiología vegetal. De hecho, era considerado como uno de los mejores departamentos de botánica de Estados Unidos. Desafortunadamente no conocía a nadie.

Organicé tres presentaciones dirigidas a un público académico amplio, que incluían distintos proyectos realizados por mí, con la sugerencia de nuevas investigaciones que podrían llevarse a cabo en la UCR. Mis presentaciones incluían la colaboración con colegas e instituciones de Estados Unidos y de Europa.

La fecha para mi visita se concretó y con ello tuve la posibilidad de conocer más sobre los puestos y también acerca del campus de Riverside. El programa que me entregaron para mi visita era exhaustivo. Incluía reuniones en el desayuno, comidas y cenas con distintas personas, así como visitas a instalaciones de la Universidad, incluyendo una cita con Theodore Hullar, el rector de la UCR.

El programa incorporaba también dos pláticas, una en el Departamento de Botánica, a la que asistieron los miembros del comité de búsqueda del director para el UC MEXUS; su público estaba compuesto por estudiantes y maestros principalmente del Departamento de Botánica, así como de otros departamentos afines a mis intereses. La otra estaba dirigida a un pequeño grupo de profesores y estudiantes del Departamento de Antropología de la UCR, a la que también asistieron miembros del comité de selección del UC MEXUS.

El proceso de selección consistía en dos fases: la primera era ver si el candidato contaba con aceptación de alguno de los departamentos académicos de la UCR. En mi caso (me comentaron), fueron dos los departamentos que mostraron interés: Botánica y Antropología. La segunda seguiría a la aceptación de algún departamento de la UCR y correspondía al comité de búsqueda del director del UC MEXUS consultar sobre los candidatos a los profesores, administradores y estudiantes.

El comité estaba integrado por profesores de los nueve campus de la Universidad de California: Los Ángeles, San Diego, Irvine, Santa Barbara, Riverside, Davis, Berkeley, Santa Cruz y San Francisco, ya que UC MEXUS era una organización del Sistema de la Universidad de California que depende de la Oficina del Presidente.

Torre de Carillón
Universidad de California, Riverside. Torre de Carillón. Autora: Carrie Rosema/UC Riverside. Cortesía de Kris Lovekin, Director of Publications & Internal Communication. University of California, Riverside.

 

Mi presentación en el Departamento de Botánica fue muy bien recibida por un público numeroso. Recuerdo que en esta plática traté de hacer un resumen de unos cincuenta minutos sobre la evolución de mi propia carrera profesional y de investigación, y cómo fui cambiando y evolucionando en mis temas de investigación a lo largo del tiempo, desde mi inicio con la bioquímica vegetal hasta la taxonomía, la florística, la ecología y la etnobotánica. Esto permitió darles un panorama amplio de mi experiencia en distintos temas de investigación y dar una visión de mis intereses académicos.

Me hicieron muchas preguntas y algunos estudiantes y maestros se acercaron para felicitarme y pedirme si podía tener una entrevista con ellos posteriormente. Las citas se incluyeron en mi agenda.

La segunda plática la di en el Departamento de Antropología, en donde presenté mi programa de investigación interdisciplinario para la zona maya. Lo había estado preparando durante mi estancia temporal en el Harvard Forest y tenía planeado desarrollarlo al regresar a México.

Pensé que este sería el grupo académico más indicado para entender la importancia de un proyecto de esta naturaleza y que tendría la oportunidad de invitar a participar a profesores de antropología y arqueología, como parte de mi trabajo académico dentro de la Universidad.  Y también me pareció posible que, como director del UC MEXUS, esta podría ser una de las actividades que podría promover.

Creo que mi decisión de estos dos tipos de pláticas fue la correcta, ya que les permitió conocer cuál eran mis intereses y mi manera de desarrollar proyectos colaborativos. También tuvieron una idea del tipo de cursos que podría ofrecer si fuera aceptado como profesor en alguno de los dos departamentos de la Universidad.

Además de estas actividades académicas, tuve entrevistas con la alta administración de la UCR: con el rector, los decanos, los jefes de departamento, los miembros del senado académico de la Universidad y también con el personal del Consorcio UC MEXUS en el campus de Riverside.
Me enteré que la actividad del UC MEXUS ya existía en esta Universidad. Que era administrada y dirigida por un comité ejecutivo que estaba integrado por un representante de cada uno de loscampus de la UC, y que la oficina central del consorcio estaba en Riverside gracias a las gestiones del rector Tomás Rivera (primer rector de origen mexicano de la UC).

Su apoyo a este consorcio fue enorme y la iniciativa de contratar a un primer director fue apoyada por él. En esas pláticas me enteré de que la principal responsabilidad del nuevo director del UC MEXUS era la de consolidar al programa como una unidad multicampus de investigación (Multicampus Research Unit: MRU), reconocida formalmente en el presupuesto anual de la institución. Desafortunadamente, nunca conocí al rector Tomás Rivera, ya que falleció antes del inicio del proceso de selección.

En esta primera visita, me di cuenta de que para el comité de selección elegir al candidato no era muy sencillo; entraban en juego diversos factores, entre los cuales, me enteré que había un grupo de profesores de diversos campus de la UC que estaban totalmente en contra de que hubiera un candidato no estadounidense para este puesto.

Se aducía el razonamiento de que la posición de director del UC MEXUS debería ser para un chicano o al menos para alguien que fuera conocedor de la causa chicana, definida ésta como un movimiento de aquellos americanos de origen mexicano que tienen una posición política activa respecto a establecer su identidad cultural en Estados Unidos y promover su desarrollo dentro de la sociedad pluricultural estadounidense.

También me percaté de la enorme importancia de tener mucho cuidado de lo que hablaba con respecto a la situación de los chicanos en la Universidad de California. Me enteré por primera vez que en la Universidad había programas académicos llamados “estudios chicanos” y que se daba una discusión muy intensa sobre su existencia. Supe también que el UC MEXUS tenía como parte de su mandato apoyar proyectos de investigación sobre estudios chicanos y que en el comité de selección del candidato había profesores muy conocedores de la causa chicana.

Una persona muy querida que conocí por primera vez en mi visita al campus de la UCR me dio una recomendación que no olvidaré jamás: “Si le preguntan su opinión sobre el problema de “estudios chicanos”, le sugiero que responda con la verdad: que no sabe nada de este asunto. Cualquier otra respuesta podría ser mal interpretada.” Me di cuenta de la importancia de un programa como el UC MEXUS para apoyar actividades académicas; sobre la trascendencia y el papel que desempeñan y han desempeñado los chicanos, mexicanos y latinos en California y, en especial, lo que se vislumbraba sobre su futuro. Pero lo más grave era mi absoluta ignorancia de este asunto tan crítico.

Durante mis entrevistas me hicieron varias preguntas sobre mis puntos de vista respecto al asunto de la integración de los chicanos en la vida académica de la Universidad de California. Mi contestación fue aceptar mi ignorancia sobre el particular y disculparme por no tener una opinión al respecto. Sin embargo, esto no quiere decir que no tuviera presentes los recuerdos de mis primeros viajes a Texas sobre los letreros colocados en baños y restaurantes: “White people only” o “Mexicans not allowed”.

Jamás hubiera pensado que unos años después, el presidente de la Universidad de California me nombrara coordinador de un grupo de trabajo a petición de la Legislatura del Estado de California sobre el futuro de los latinos en California. Los resultados fueron publicados en el libro: The challenge: latinos in a changing California. Riverside: Universidad de California SCR 43 Task Force, UC MEXUS, 1989. http://clnet.ucla.edu/challenge.

Mi visita se terminó y me dijeron que en un futuro cercano tomarían la decisión y me la harían saber, ya fuera positiva o negativa. A las pocas semanas, de regreso a Xalapa como investigador del INIREB, recibí la llamada de Theodore Hullard, rector de la UCR, para decirme que había sido seleccionado para incorporarme al Departamento de Botánica de la UCR y como director del programa del UC MEXUS. Me invitaba a regresar a Riverside lo antes posible para tener una entrevista y ponernos de acuerdo en los detalles sobre la contratación y saber de mi aceptación a esta oferta laboral.

A los pocos días le llamé para darle fecha para mi segunda visita a Riverside y para ver los detalles de mi contratación. La visita se realizó en noviembre de 1985 y llegamos a un acuerdo sobre lo que se esperaba de mí y el nivel académico al que yo entraría. Acepté los dos puestos y me comprometí a iniciar actividades en enero de 1986. Regresé a México para presentar mi renuncia a mi puesto de investigador en el INIREB y también al Sistema Nacional de Investigadores y preparar todo para hacer mi cambio a California.

Mi inicio en el Departamento de Botánica

El arreglo al que se llegó fue que dedicaría 50 por ciento de mi tiempo a las actividades académicas del Departamento de Botánica, y 50 por ciento al UC MEXUS. No tendría una carga completa de cursos, sino la posibilidad de ofrecer uno o dos cursos-seminarios al año. Esto me pareció conveniente, porque me daría tiempo de planear y preparar posibles cursos futuros, desarrollar mi programa de investigación e interactuar con los estudiantes.

A poco de iniciar actividades en Riverside, tuve mi primer alumno de doctorado: Juan Jiménez-Osornio, quien llegaba a la UCR con una beca de México para llevar a cabo sus estudios de doctorado en el Departamento de Botánica, conmigo como su asesor. Su interés era continuar con sus proyectos de investigación sobre la agricultura chinampera.

Arturo Gómez-Pompa
El doctor Arturo Gómez-Pompa en Riverside.

 

Él tenía ya tiempo de estar trabajando para su maestría en este sistema agroecológico bajo la asesoría del doctor Stephen Gliesman, en la UC Santa Cruz. La llegada de Juan a mi laboratorio fue muy importante y en el momento más adecuado, pues era una persona conocedora del sistema de la UC, a quien yo conocía como muy capaz e inteligente, y que rápidamente se integraría a las actividades del Departamento con los demás estudiantes.

Con él aprendería de las actividades y la vida académica del Departamento. Esto era importante ya que, más allá de dar pláticas en diversas universidades, nunca había tenido la experiencia de impartir cursos formales en una universidad estadounidense. Lo más cercano a esto había sido un curso seminario no oficial sobre etnoecología que había dado en Harvard a invitación de un grupo de estudiantes.

Mi falta de experiencia para ofrecer cursos en inglés (y también en español) era un asunto que me preocupaba; por ello traté de prepararme lo mejor que pude y dedicar tiempo a diseñar la mejor forma para ofrecerlos. La posibilidad de dar cursos-seminarios me atrajo mucho, ya que tenía algunas experiencias de éxito ofreciendo este tipo de cursos en Xalapa y en la UNAM.

A los pocos meses, una estudiante, Ivonne Rasmusen, solicitó trabajar conmigo en temas relacionados con la variabilidad ecofisiológica de posibles ecotipos de Brosimum alicastrum. Le sugerí invitar al doctor Irwin Ting, jefe del departamento de Botánica y fisiólogo vegetal destacado, para que fuéramos sus coasesores en su estudio fisiológico de la germinación del Brosimum alicastrum.

Como era mi primera alumna estadounidense, no sabía cuál era su capacidad de estudio ni cómo despertar en ella el interés por el proyecto. Esto me llevó a exigirle quizá más de lo que normalmente se espera de los estudiantes de maestría. Ante mi ignorancia, preferí sobrecargarla con lecturas para que pudiera entender no solo la ecofisiología y genecología de la germinación del ramón, sino también su contexto evolutivo, ecológico e histórico, y la importancia de esta especie para la subsistencia de la cultura maya. Creo que me sobrepasé en mi exigencia y posteriormente supe de los problemas que le causé. Ella misma confesó haber estado asustada sobre la cantidad de lecturas que le solicité. Concentró sus actividades en sus trabajos de laboratorio y del invernadero y terminó su tesis de maestría con bastante éxito; sin embargo, siempre me quedé con el remordimiento de conciencia de que tal vez le exigí demasiado.


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