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Mi vida en las selvas tropicales

21. Camellones chontales

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El éxito obtenido con las primeras chinampas tropicales construidas en San Pedro, Tabasco, llamó mucho la atención en el ámbito científico y en los medios de comunicación, lo que motivó el interés de algunas instituciones educativas para contactarnos y pedir nuestro apoyo y asesoría en la construcción de chinampas experimentales en sus localidades.

Recibimos una primera solicitud por parte del Instituto Cultural de Nacajuca, Tabasco, gracias a que la directora de esa institución, la madre Muriel, supo de nuestras experiencias en el río San Pedro y expresó su interés por crear una chinampa en algún pantano cercano a su localidad.

El objetivo del Instituto era proporcionar entrenamiento agrícola a jóvenes campesinos de escasos recursos provenientes de zonas tropicales, por lo que nuestra experiencia podría enriquecer su enseñanza mediante una nueva tecnología. Aceptamos su invitación y le pedimos a uno de nuestros técnicos chinamperos -Julio Jiménez- que se desplazara a Nacajuca para armar las chinampas. Con el apoyo de personal de nuestra institución, ofrecimos un curso informal sobre como construir una chinampa a los estudiantes de dicho centro.

El entusiasmo de la madre Muriel y de uno de los profesores (Ramiro) por esta experiencia llamó la atención del gobernador de Tabasco, el ingeniero Leandro Rovirosa, quién ya conocía nuestro trabajo en San Pedro. Justamente fue él quien, siendo Secretario de Recursos Hidráulicos, otorgó el financiamiento al CECODES (Centro de Ecodesarrollo) para nuestros proyectos en Tabasco. Cuando él vio las chinampas de Nacajuca y el entusiasmo de los profesores y estudiantes, les ofreció apoyo para ampliar el proyecto. Les sugirió también usar una draga, que él enviaría gratuitamente, para que abrieran canales con rapidez y con ello ampliaran el área experimental chinampera. Nosotros no estábamos muy entusiasmados con este ofrecimiento, ya que le daba una dimensión económica y tecnológica distinta al proyecto.

El interés del gobernador Rovirosa no paró en esto; al poco tiempo decidió llevar a cabo un proyecto mayor en la zona chontal, para lo cual sugirió utilizar una draga flotante de almeja, que permitiría realizar el trabajo de forma más rápida y en una mayor superficie. Y también decidió establecer el proyecto en la población de Tucta, Municipio de Nacajuca, por la presencia del Instituto de Nacajuca, y especialmente por ser la zona más pobre del Estado, que era habitada por el grupo indígena chontal.

Para ejecutar el proyecto, el gobernador invitó al Instituto Nacional Indigenista (INI) del Estado de Tabasco, cuyo director era el licenciado Andrés Manuel López Obrador, para ser la institución ejecutora del mismo. El INIREB quedó como asesor técnico. Se abarcaron aproximadamente 100 hectáreas de pantano y en un tiempo relativamente corto se levantaron grandes plataformas para ser utilizadas para la agricultura. Fue muy interesante la reacción de los indígenas chontales, quienes se sorprendieron de la aparición de nueva tierra para cultivo en las zonas pantanosas.

Se buscó resolver dos problemas al mismo tiempo: probar un nuevo método para convertir los pantanos en suelos nuevos que pudieran ser usados por los chontales con fines agropecuarios y, al mismo tiempo, disminuir la tensión existente entre ellos y los ganaderos locales, quienes demandaban nuevas tierras no pantanosas para la ganadería.

El INI de Tabasco tomó la iniciativa de generar una propuesta para llevar a cabo el gran proyecto agro-hidráulico. En dicha propuesta se decidió llamar al proyecto “Camellones chontales” y eliminar totalmente cualquier referencia a las chinampas y al proyecto que le dio origen a esta iniciativa del gobernador Rovirosa.

camellones chontales con una draga en Nacajuca, Tabasco
Construcción de los camellones chontales con una draga en Nacajuca, Tabasco. Autor: doctor Arturo Gómez-Pompa.

 

Nunca recibimos una explicación de esto por parte del INI, quizá porque nunca la pedimos, pues queríamos tener una buena relación con esta institución para poder dar seguimiento al proyecto. Lo que fue muy claro para nosotros fue la estrecha comunicación de los chontales con Andrés Manuel López Obrador, lo que facilitó mucho el trabajo en la región.

El responsable del proyecto del INI de Tabasco tomó las riendas y con gran rapidez se llevó a cabo la construcción de estas plataformas, que fueron emergiendo del pantano ante el asombro de los habitantes de la región.

El primer problema al que se enfrentaron fue decidir qué cultivos podrían establecerse en estos nuevos suelos. Optaron por desarrollar cultivos de cebolla, tomate y algunas hortalizas, con la idea de abastecer los mercados de Villahermosa. No cuento con datos sobre la razón por la que esta primera opción de cultivos no tuvo éxito.

Se han mencionado varias razones para explicar este fracaso, entre ellas:

  • La baja fertilidad de los suelos arcillosos emergidos del fondo de los pantanos.
  • Problemas para comercializar los productos.
  • Obstáculos puestos por los monopolios de los mayoristas introductores de hortalizas de Puebla.
  • El cambio de director del INI de Tabasco (licenciado Andrés Manuel López Obrador), quien pasó a ocupar un puesto político en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

 

Lo que sí sucedió fue que los propios chontales tomaron el control de los camellones y comenzaron una larga actividad de investigación empírica (Brown, 1999).

Por estos motivos, y a sugerencia de INIREB, el manejo de los camellones fue transfiriéndose a los propios chontales. Con ello se dio un gran cambio positivo, que incluyó el inicio de experiencias de los chontales sobre el enriquecimiento de suelos. En particular, ellos decidieron probar con muchas especies de su interés; iban introduciéndolas como cultivos a los camellones. Fue notable entre ellas la introducción de la “cañita”, una ciperácea usada para tejer sombreros y artesanías.

Lo más importante de este enorme experimento es que los chontales se apropiaron de los camellones, y que poco a poco lograron tener buenas producciones y gran diversidad de cultivos que pudieron adaptar en estas grandes plataformas. Cabe aclarar que los camellones chontales no son chinampas. Los factores que diferencian a los dos sistemas son los siguientes:

  • Sus dimensiones.
  • El suelo superficial de los camellones sacado por la draga no correspondía necesariamente al suelo orgánico del fondo del pantano. Muchas veces se arrastraba también la arcilla que estaba por debajo de la materia orgánica, lo cual traía como consecuencia problemas en los cultivos.
  • La profundidad de los canales hechos por la draga era muy grande. Por tal motivo, la posibilidad de utilizar en un futuro el lodo orgánico del fondo se hizo muy difícil.

 

Varios problemas quedaron sin resolver, tanto en las pequeñas chinampas hechas con mano de obra como en los grandes camellones construidos con maquinaria. Por ejemplo, poder controlar el nivel del agua.

Cada año existe el peligro de que haya inundaciones a lo largo de los ríos. Se trató de reducir al mínimo el problema de inundación en los camellones, dada su altura. Sin embargo, siempre existe la probabilidad de que se presente algún acontecimiento pluvial fuera de norma que pueda traer consigo una inundación. Otro problema adicional es el control del agua para fines de acuacultura.

Un hecho muy importante es que tanto las chinampas como los camellones ofrecen una alternativa para producir alimentos en el trópico, en pequeñas superficies. El uso de un sistema ecológico diferente (humedales) permite reducir la presión sobre otros ecosistemas frágiles, como son las selvas tropicales.

Asimismo, esta opción constituye una reserva potencial para la producción intensiva de alimentos en el trópico en varios cientos de miles de hectáreas. Al hacer un uso intensivo de mano de obra, este sistema agrícola puede ayudar a resolver el problema ocupacional rural de nuestro país en esas zonas, y forzar en cierta forma la integración de la agricultura con la silvicultura, la acuicultura y la ganadería.

Quizá uno de los aspectos más importantes de toda esta experiencia es haber demostrado que el drenaje general de los pantanos no es, necesariamente, la única salida disponible para tener tierras para el cultivo en el trópico.

A pesar de los problemas encontrados, el siguiente gobernador de Tabasco, Enrique González Pedrero, continuó creando nuevas zonas de camellones con estos mismos objetivos, e invitó al INIREB en 1983 para continuar los proyectos en la región chontal. Esto generó la necesidad de crear una oficina regional del INIREB en Tabasco y un centro de investigación agro-piscícola en Nacajuca. Sin embargo, duraron poco tiempo debido al cierre del INIREB en 1988.

Los campos elevados prehispánicos

Una pregunta que ha quedado sin respuesta satisfactoria ha sido la de saber cuáles fueron los sistemas de producción de alimentos de las antiguas culturas tropicales mesoamericanas. Sabemos de la existencia de poblaciones con densidades que en muchos casos superan a las actuales. Estas culturas lograron un desarrollo tal, que no es posible pensar que fueron sostenidas solamente por una agricultura de roza-tumba-quema.

Recientes evidencias arqueológicas, cada vez más abundantes, indican la existencia de sistemas de canales, campos elevados (similares a chinampas) en pantanos y terrazas en una amplia zona del sur de la Península de Yucatán, Belice, Guatemala, Chiapas, Tabasco y Veracruz. Estos descubrimientos nos hacen sospechar que enormes extensiones de suelo, actualmente poco productivos o improductivos, fueron objeto de un uso intensivo por parte de nuestros antecesores. La existencia de estos canales y campos elevados nos indican la posibilidad de que estos sitios fueran áreas chinamperas que surtían de alimentos a los grandes centros ceremoniales y de población de la zona Maya, como lo fueron las chinampas para el Valle de México.

Camellones chontales
Camellones chontales. Autor: doctor Arturo Gómez-Pompa.
Camellones chontales
Camellones chontales con diversos cultivos. Autor: doctor Arturo Gómez-Pompa.

 

No sabemos con precisión qué cultivaban ni cómo manejaban sus canales; ni tampoco cómo controlaban las inundaciones. Asimismo, desconocemos cuáles eran sus sistemas de almacenamiento y transporte de productos perecederos. Pero lo que sí sabemos es que lograron resolver muchos de estos problemas, al menos por varios siglos, y que seguramente fueron pieza fundamental en el desarrollo de sus culturas.

Los antiguos mayas y los totonacas seguramente tuvieron chinampas, terrazas, silvicultura, caza y pesca en zonas donde hoy la ciencia y la técnica siguen debatiendo sobre cómo hacer producir esas regiones en forma sustentable. Creemos que todavía hay mucho que aprender de nuestras antiguas culturas indígenas y aún de las actuales. Quizá la ciencia moderna logre evaluar esos sistemas antiguos y con ello podamos resolver el grave problema de autosuficiencia alimentaria en México.

Es importante también tomar en cuenta a otras culturas de diversas partes del mundo, en donde se han desarrollado sistemas agropecuarios y forestales intensivos basados en tecnologías tradicionales y amplio uso de mano de obra.

Ejemplos de estos sistemas existen en varios países del Asia tropical, en donde el uso intensivo de la tierra y los pantanos, en sistemas combinados agropiscícolas y agroforestales, tiene una larga tradición.

No debemos descartar tampoco la posibilidad de aprender las técnicas agrícolas tradicionales de los países templados que, incluso en la actualidad, siguen siendo la base de su desarrollo.

Como conclusión, me parece que es muy importante para el futuro agropecuario y forestal del país combinar las ideas y conocimientos de grupos interdisciplinarios académicos y profesionales, que permitan resolver los complejos problemas de una añorada autosuficiencia alimentaria. Se trata de un asunto estratégico, en especial para países que, como México, dependen del exterior para alimentar a su población.

El proyecto de chinampas y camellones fue bien recibido por la comunidad científica nacional e internacional. Tuvimos la fortuna de contar con diversos expertos del país y del extranjero que nos ayudaron a ir resolviendo algunos problemas y a generar nuevas investigaciones.

Un grupo de investigadores de Bélgica colaboró en forma muy cercana con nosotros y llevó la idea de la chinampa a la República de Rwanda, en donde se inició un proyecto inspirado en las chinampas tropicales de Tabasco. Desgraciadamente, los conflictos en Rwanda interrumpieron esta iniciativa.

También debo mencionar que estos proyectos recibieron duras y a menudo injustas críticas (Chapin, 1988). Afortunadamente, algunas de estas críticas fueron publicadas, lo que nos permitió darles una respuesta (Gómez-Pompa, 1990); y también nos obligó a organizar un simposio internacional para discutir, en un ambiente académico, las dudas y preguntas sobre los proyectos de chinampas y camellones (Jiménez & Rorive, 1991). Sin lugar a dudas, estos proyectos generaron mucha controversia, por los múltiples puntos débiles que tenían. Sin embargo, la experiencia había que hacerla y se hizo.

Quizá lo más importante es reiterar que las chinampas tropicales experimentales sí funcionaron como sitios nuevos para la producción de hortalizas. Los camellones chontales también funcionaron y fueron recibidos, transformados y apropiados por los chontales y hoy en día son un sitio nuevo para el desarrollo de sus agroecosistemas. Que hubo múltiples problemas (plagas, enfermedades, transporte, comercialización, etcétera), no hay duda. Pero estos problemas son propios de cualquier proyecto agrícola en el trópico.

Tengo entendido que, en la actualidad, los camellones chontales son un sitio de esparcimiento para los locales y un atractivo turístico para los visitantes. En ellos se han introducido muchas especies; de hecho, varios camellones tienen el aspecto de un huerto familiar diversificado.

camellones chontales hoy
Los camellones chontales hoy. Imagen tomada de Google Earth.

 

Un estudio realizado por la doctora Denise Brown sobre la percepción de los chontales acerca de los camellones, muestra los diversos usos que les han dado: recreativo, turístico y agroforestal.

También describe la visión de los niños como un sitio para pasear los fines de semana. Según Brown (1999), el proyecto de los camellones chontales provee un excelente ejemplo del manejo local de infraestructura abandonada por un proyecto financiado por el gobierno.

Artículos y libros sobre este importante proyecto y el debate que ha generado pueden encontrarse en la bibliografía y en las lecturas sugeridas que he incluido al final de este documento.

Valdría mucho la pena llevar a cabo una revisión del estado actual de la chinampería del Valle de México (y de otros sitios), así como de los “Camellones chontales”.

Desafortunadamente, las instituciones académicas que se interesaron y llevaron a cabo los proyectos fueron cerradas (INIREB y Colegio Superior de Agricultura Tropical [CSAT])  y nadie tomó su lugar en este tipo de estudios y experiencias.

Padres de Arturo Gómez-Pompa
Propaganda indígena. Archivo familiar.

 


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