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15. Mis inicios en la política
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Antes de 1968 mi visión e interés por la política nacional e internacional era nulo. Yo, quizá al igual que algunos compañeros y amigos, veía la política nacional como algo fuera de mi interés, comprensión y alcance. Lo mismo sucedía con la política universitaria.
Mi primera experiencia en la política estudiantil universitaria la tuve siendo estudiante del primer año de biología de la Facultad de Ciencias. Esto se debió a que mi querido amigo y compañero Samuel Mariel Martínez se enteró de que existía la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Ciencias y que nosotros, los recién llegados, éramos prácticamente una mayoría.
Como no había interés de las otras carreras -física, matemáticas y actuaría- por lanzar a su candidato, y dado que éramos un grupo numeroso (¡12 estudiantes de primer año!), Samuel se propuso a sí mismo como candidato a la presidencia de la Sociedad de Alumnos y me invitó a formar parte de la mesa directiva como oficial mayor de la misma.
Hasta donde recuerdo, el resto de la mesa la integraban también mis compañeros Ramón Riva y Nava Esparza (Secretario) y Javier Valdés Gutiérrez (Tesorero). Nuestra elección y reelecciones por tres años se lograron gracias a que los biólogos éramos y seguimos siendo más que los físicos, actuarios y matemáticos y nunca, que yo recuerde, tuvimos una planilla opositora.
En realidad hicimos poco o nada por la facultad. La única acción importante era el voto de nuestra sociedad para elegir al presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), el cual era un puesto político muy codiciado por los líderes estudiantiles universitarios y causa de preocupación para las autoridades de la UNAM.
Quien decidía y participaba en los asuntos de la FEU era Samuel. Solo en una ocasión lo acompañé a una votación en la Facultad de Medicina. Resultó que el ambiente se hizo muy tenso para nosotros, ya que el voto de la Facultad de Ciencias era muy importante y así se lo habían hecho saber en Rectoría. El me dijo: “van a tratar de cancelar la asamblea; si hay trancazos provocados por los porros ponte detrás de mí, ya que con mis muletas los puedo detener.” Samuel Mariel usaba muletas por haber contraído poliomielitis de joven. Afortunadamente no sucedió nada y la votación se realizó, aun cuando en el salón había muchas personas que se supone eran porros. Lo más importante que aprendí fue reconocer la vocación de Samuel Mariel por la política, que más adelante le ayudó a colocarse en la campaña del doctor Gustavo Baz Prada por la gubernatura del Estado de México y luego ocupar el puesto de director de Recursos Naturales de esa entidad.
La única acción que recuerdo que hicimos como miembros de la Sociedad de Alumnos fue organizar una visita a Yucatán, en 1955, por invitación de la Federación de Estudiantes del Sureste de México a la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) para dar una serie de conferencias sobre distintos temas.
El organizador de la visita fue Samuel Mariel, como presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Ciencias y miembro de la FEU. Los conferencistas invitados fuimos cuatro estudiantes: L. Benavides, de geología, que hablaría sobre el petróleo en la península de Yucatán; Julio Millán, que se referiría a la entonces nueva carrera de economía; Samuel Mariel, de biología, que abordaría el tema de la pesca en Campeche; y yo, también de biología, que abordaría el tema de los suelos de Yucatán y su potencial agrícola.
El viaje duró un mes. Los pasajes -en autobús y ferrocarril- fueron pagados por el INJUVE (Instituto Nacional de la Juventud), y el hospedaje en Mérida, por la Federación de Estudiantes del Sureste.
El recorrido fue muy interesante; viajamos en tren de México a Veracruz; en autobús y en panga de Veracruz a Minatitlán-Coatzacoalcos; en tren, de Coatzacoalcos a Campeche, y en autobús de Campeche a Mérida.
El mayor problema al que me enfrenté fue la preparación de una conferencia sobre un tema del cual no tenía conocimiento. Usé un libro en inglés que me recomendó un maestro de la Facultad de Ciencias sobre los suelos y cultivos. Se basaba en investigaciones de la estación de investigación agrícola de Rothamsted, en Inglaterra. Recuerdo haber encontrado datos sobre suelos derivados de rocas calizas que decidí emplear para mi plática, una lista de los fertilizantes más importantes y los síntomas de su deficiencia en plantas de ¡Inglaterra!.
Esta fue mi primera experiencia de hablar en público. Aún recuerdo el pánico que tenía, no solo por presentarme ante un numeroso grupo de personas sino por atreverme a dar una plática sobre un tema que desconocía por completo. Fui presentado ante un auditorio enorme y lleno que se ubicaba en el edificio central de la Universidad de Yucatán. Al pasar al estrado empecé a sudar profusamente por el susto.
La plática, que había memorizado, desapareció por completo de mi mente. Por fortuna, la llevaba escrita conmigo y en pocos minutos comencé a leerla a gran velocidad. Estoy seguro de que nadie entendió la relación entre los suelos de Yucatán y los experimentos con fertilizantes en Inglaterra que yo citaba.
Al terminar, me aplaudieron, quizá más por la cara de pánico que tenía que por el contenido de la exposición. Algo similar le ocurrió a Samuel Mariel, ya que sus conocimientos sobre la pesca eran nulos. No sé de dónde obtuvo su información, pero dejó al público muy contento y atraído por el gran carisma que siempre tuvo. A su plática llegaron, además de estudiantes y profesores de la Universidad, algunos pescadores de Campeche.
Los otros dos compañeros (L. Benavides y J. Millán) hicieron buenas presentaciones, pues conocían sus temas a profundidad. El resto de nuestro viaje fue fabuloso, con invitaciones a visitar las zonas arqueológicas, las playas (incluyendo dos lunadas en Progreso) y las fiestas que nos organizaron los compañeros estudiantes de Yucatán. Fue un evento inolvidable.
Colegio de Profesores de la Facultad de Ciencias
Otra participación política que tuve en la vida universitaria ocurrió varios años después, a mi regreso de los Estados Unidos, e incorporado como profesor de Botánica en la Facultad de Ciencias. Alrededor de 1967, los maestros instrumentaron una iniciativa democrática en la UNAM para formar los colegios de profesores de las facultades.
Fue una época muy importante, pues el conflicto estudiantil que estalló en 1968 estaba en sus inicios y los colegios de profesores jugaron en él un destacado papel de mediación.
En julio de 1968, ya estallado el conflicto, fui nombrado para formar parte del comité de enlace con el Comité de Huelga de la facultad. Tuvimos algunas reuniones de carácter informativo que llevábamos a la asamblea permanente que se había formado en la Facultad.
Fueron tiempos muy difíciles para todos. Se organizaban distintos grupos de profesores en pro y en contra del movimiento estudiantil. En esos tiempos hubo cambio en la mesa directiva del Colegio de Profesores de la Facultad de Ciencias. Había dos planillas, una de las cuales me proponía para presidente, y la otra lo hacía con el doctor Gonzalo Zubieta, del Departamento de Matemáticas.
Los biólogos que me apoyaban representaban a un grupo conservador que no simpatizaba con el movimiento estudiantil. Sin embargo, al escuchar los argumentos de varios de mis estudiantes y aun cuando yo me consideraba neutro en este tema, me preocupaba la violencia que amenazaba y la falta de conocimiento real de lo que ocurría.
Lo que si veía era una escalada del conflicto para la cual yo no me sentía preparado, ni tenía conexiones con las autoridades universitarias o estudiantiles para informarme de lo que estaba pasando. Por ello decidí renunciar a mi candidatura como presidente del Colegio de Profesores de la Facultad de Ciencias en la reunión plenaria de elecciones.
Explique mis motivos y sugerí que mi competidor estaba mejor preparado para presidir el Colegio, ya que conocía bien al rector Javier Barros Sierra y a la UNAM, y estaba al tanto de la política nacional. El doctor Zubieta fue elegido y yo perdí la comunicación con varios profesores de Biología, quienes me acusaron de traicionar a la Universidad, ya que se perdía una posición de gran importancia política para aquellos que estaban en contra del movimiento estudiantil.
Quizá por mi escasa participación en la política universitaria, pensaban que yo estaba en contra del movimiento estudiantil (CNH) y que mi papel era apoyar a los grupos que estaban en su contra. Esos momentos fueron definitorios para decidir mi posición en favor del movimiento.
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Marcha universitaria de la UNAM en la que participó el rector Javier Barros Sierra. 1968. Cortesía del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM. IISUE/AHUNAM/Colección Universidad/Sección Movimientos Estudiantiles/CU-4626-17. |
El conflicto del 68 estalló y mi posición fue de apoyo al movimiento y a la Universidad. Tuve la oportunidad de asistir a dos manifestaciones: una acompañando al rector Barros Sierra en la Avenida de los Insurgentes, y otra que salió del Museo de Antropología, a la que me acompañó mi esposa Norma.
El ejército finalmente entró a Ciudad Universitaria, lo que marcó uno de los capítulos más tristes y lamentables de la historia de nuestra máxima casa de estudios. Cuando los militares entraron a revisar mi oficina en el Instituto de Biología, tocó la desgracia de que en ella tenía yo un rifle 22 que usaba para mis colectas de ejemplares de herbario de árboles altos.
Quizá por haberlo encontrado en mi oficina abrieron mis archiveros y anaqueles, supongo que con la idea de hallar otras armas o información “subversiva”. La noche que entró el ejército a la UNAM yo había salido de mi oficina en el Instituto de Biología a las siete de la noche. Aún pienso y especulo lo que quizá pudo haberme pasado si me hubieran encontrado en ella.
Fue una etapa de grandes temores e incertidumbres. Lo real era que Ciudad Universitaria estaba rodeada de tanques y soldados y que las actividades académicas habían sido suspendidas. La matanza de estudiantes en Tlatelolco ocurrió y con ello se escribió el episodio más triste y reprobable de la historia del México moderno.
Las Olimpiadas se llevaron a cabo y la vida universitaria se suspendió por una buena temporada. Fue entonces cuando México entró en una etapa confusa de cambio político y social en la búsqueda de un proceso democrático que hasta la fecha no se logra.
Más adelante describiré brevemente mis interacciones con personajes de alto nivel del gobierno de México, con quien interactué a favor de mis proyectos profesionales y académicos. Esta amplia colaboración personal con ellos, a lo largo del tiempo, ha sido injustamente malinterpretada y discutida.
Espero que mis comentarios de los hechos respondan a esto. Lo que es indudable es que sin esta relación, yo nunca hubiera podido desarrollar los proyectos ni crear las instituciones que tuve el privilegio de fundar, ni de influir en las políticas ambientales y científicas del país, como lo hice.
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