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Un punto de vista sobre el desarrollo sostenible
Arturo Gómez-Pompa
Coordinador Académico del Convenio de la Universidad Veracruzana y
la Universidad de California Riverside
Presentación en la Mesa Redonda sobre Desarrollo Sostenible
Universidad Veracruzana
Septiembre 2002
En el pasado, el desarrollo económico siempre fue considerado, con toda razón, como la antítesis de la conservación. Ejemplos en México de la confrontación entre desarrollo y conservación sobran, baste mencionar el famoso programa de desarrollo del trópico húmedo (Proderith), financiador de grandes desmontes de selvas tropicales del sureste de México. Hoy en día podemos mencionar al Plan Puebla Panamá del cual tenemos poca información pero lo que se ha dado a conocer es que se invertirán grandes cantidades en carreteras y presas y muy poco en el combate a la pobreza.
Los programas de desarrollo se planteaban como la única forma para los países subdesarrollados para salir de su pobreza a partir de generar empleos productivos en el campo y la ciudad. Grandes inversiones en forma de préstamos se canalizaron a los países para fomentar principalmente el sector ganadero. Desafortunadamente la gran mayoría –al menos en México- fracasaron; dejando a los pobres igual o mas pobres que antes. Los recursos naturales fueron devastados por los grandes programas carreteros y de desmontes para la ganadería. Los únicos beneficiados fueron los contratistas, los grandes terratenientes y los políticos corruptos. El país quedo endeudado y los recursos naturales –que bien podían haber sido la base de un desarrollo mas racional- fueron malgastados.
Las razonables críticas a este tipo de desarrollo a nivel mundial llevaron a la búsqueda de otros tipos de desarrollo. Una importante acción en esta dirección en los años 70s fue la popularización en algunos sectores académicos del concepto de ecodesarrollo. cuyo objetivo básico era "utilizar los recursos para la satisfacción de las necesidades de la población, asegurando un mejoramiento de la calidad de la vida de las generaciones actuales y futuras." (Hurtubia et. al. 1976. p. 19). En México tuvo cierta aceptación en los medios académicos e inclusive se creó el Centro de Ecodesarrollo bajo el liderazgo del economista Ivan Restrepo, que posteriormente se cerró.
La presión mundial por el desbarajuste ambiental provocado por los programas de desarrollo impuestos a los países del tercer mundo forzó a las Naciones Unidas a crear una Comisión sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo encabezada por la Primer Ministro de Noruega la Sra. Brundtland. En el reporte producido denominado "Nuestro Destino Común" de los años 80 se presenta el mismo concepto del ecodesarrollo bajo el nombre del desarrollo sostenible. La definición original dice así: "Es el desarrollo que
satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones que satisfagan sus propias necesidades."
El llamado desarrollo sostenible o sustentable se ha convertido en un paradigma de la sociedad actual. Se considera como la forma políticamente correcta de referirse al manejo conservacionista de los recursos naturales. Si nosotros comparamos las definiciones del desarrollo sostenible con las ampliamente aceptadas de la conservación de la naturaleza, nos daremos cuenta que son indistinguibles.
¿Porqué todo mundo aceptó esta cambio? La razón principal a mi manera de ver, es la errónea idea que la conservación de la naturaleza era equivalente a la visión romántica preservacionista (de no tocar los recursos) de algunos conservacionistas. Este movimiento preservacionista molestaba (y molesta) a muchos desarrollistas; en cambio el desarrollo sostenible eliminaba la confrontación entre el desarrollo y la preservación de los recursos, e intentaba compatibilizar las dos actividades. Los conservacionistas se congratularon de lograr un avance notable a nivel mundial y los desarrollistas también al encontrar una forma de contrarrestar la oposición a sus programas. Con esto se logró prácticamente eliminar el término conservación de todas las nuevas iniciativas de las Naciones Unidas.
Desafortunadamente el uso indiscriminado del término sostenible lo ha convertido en un concepto hueco, a menudo demagógico, con un uso muy alejado de la intención original. Hoy podemos escuchar el anuncio de programas de pesca sostenible, agricultura sostenible, ganadería sostenible, desarrollo forestal sostenible, turismo sostenible, etc. Si nosotros pidiéramos una explicación o definición de lo que significa cada uno de estos, podríamos tener una gama de respuestas contradictorias.
El mal uso del concepto no significa que su idea original sea mala, sólo significa que su aplicación ha sido difícil y a menudo mal intencionada. El desarrollo sostenible estaba destinado para los países pobres en desarrollo, ya que los ricos ya lograron su desarrollo.
En esta intervención me referiré a ciertos aspectos de la conservación de la naturaleza -en su sentido amplio- que incluye tanto el desarrollo sostenible, como la conservación y preservación de la naturaleza.
La necesidad de conservar la naturaleza ha sido desde tiempos inmemoriales una actividad de sobre vivencia humana y se refiere a las acciones de diversos grupos humanos de guardar recursos naturales para el futuro. Quizá la primera acción conservacionista fue dejar individuos de especies útiles en pie para regresar en el futuro a cosecharlas. Esto se conoce como el principio de la "gratificación diferida". De hecho esta acción fue el inicio de la silvicultura y quizá de la agricultura. Es interesante mencionar que esta práctica conservacionista la mantienen muchos grupos campesinos al mantener áreas forestadas ricas en especies útiles. Estos bancos de germoplasma protegidos por campesinos a través de la historia son sin duda uno de los legados biológicos mas importantes y menos apreciados del planeta.
Como el tema de esta mesa son los mitos y las realidades del desarrollo sostenible, me permitiré hacer una reflexión sobre algunas ideas relativamente nuevas sobre cambios en nuestra percepción de la conservación de la naturaleza.
Lo primero que es necesario reconocer es que la virginidad de la naturaleza es un mito ampliamente difundido. Los humanos desde su inicio han venido impactando la naturaleza en diversos grados. Es muy conocido el hecho del uso del fuego para la cacería, para fomentar especies comestibles y para preparar terrenos para la siembra. El fuego es sin duda alguna uno de los factores más importantes que ha moldeado muchos de los ecosistemas que hoy queremos proteger. Continentes enteros –como Australia y África- han sido moldeados por el fuego provocado por el hombre desde épocas prehistóricas. Regiones enteras de nuestro planeta sabemos que fueron deforestadas en el pasado una y otra vez. Es difícil encontrar sitios en nuestro planeta en los que con seguridad podamos decir que no han tenido influencia humana. Hoy en día los ecosistemas antropógenos ocupan la mayor parte de la superficie terrestre. Las acciones humanas han impactado no sólo la tierra sino los océanos. Hoy en día existe una información detallada sobre el estado actual de la tierra. Lo que la ciencia nos dice no son buenas noticias. La deforestación sigue su marcha implacable, la contaminación de tierra, agua y aire no se ha detenido. El empobrecimiento biológico del planeta es una realidad preocupante. Podría seguir enumerando todo lo que sabemos negativo de las acciones de nuestra generación, sin embargo no lo haré. Por el contrario quiero compartir con Uds. mi visión de una pequeña luz al final del túnel.
La región del Mediterráneo es una de las zonas mas conocidas en donde la acción humana a través de milenios ha causado grandes transformaciones; deforestación, erosión, desarrollo agrícola, urbanización y turismo. A pesar de la dramática depredación de la que ha sido objeto, esta región ha sido y sigue siendo el centro de grandes civilizaciones y de una notable biodiversidad.
En nuestro país podemos mencionar a la notable cultura Maya que por mas de 3,000 años ha venido habitando amplias regiones de Meso América. Las selvas y su biodiversidad que hoy queremos proteger ha sido el producto de una larga historia de interacción con la naturaleza. Los mayas llegaron a tener densidades de población rural muy altas –hasta de 500 personas por km2-, similar a la que hoy encontramos en El Salvador o en Holanda. Para mantener a esta población debieron tener sistemas de producción de alimentos muy eficientes que requirieron la transformación de grandes áreas selváticas.
Durante estos tres mil años la población pasó por varios ciclos de crecimiento seguidos por colapsos. Aún cuando no sabemos con certidumbre las causas de estos colapsos (excepto el provocado por la llegada de los españoles), lo que si sabemos es que la gran biodiversidad de la naturaleza se mantuvo hasta la fecha.
Desde muchos sentidos podemos decir que el manejo de la naturaleza por los mayas ha sido un manejo conservacionista. En otras palabras es un ejemplo de un desarrollo sostenible. Usaron sus recursos para satisfacer sus necesidades sin comprometer los recursos de las futuras generaciones –nosotros.
Uno de los enigmas mas interesantes de la cultura Maya son sus prácticas conservacionistas. Tuvieron que tenerlas para lograr conservar la diversidad que hoy vemos en la zona Maya. Las investigaciones recientes sobre este tema nos dicen que la zona era un mosaico de ecosistemas antropógenos que iban de la milpa diversificada y el huerto agroforestal familiar, hasta las selvas enriquecidas con especies útiles. Este paisaje se nos presenta como un hábitat fragmentado manejado en donde lograron sobrevivir una gran diversidad de plantas y animales de los ecosistemas originales.
Es muy evidente que esta hipótesis es sumamente importante, ya que si se prueba, es posible mantener una alta biodiversidad en zonas tropicales densamente pobladas con hábitats fragmentados. Este hallazgo abre posibilidades enormes en la investigación y el manejo de los recursos bióticos. Aparentemente algunas floras tropicales estudiadas son resistentes a las extinciones masivas ampliamente vaticinadas. El caso de la India es interesante, ya que un país densamente poblado que sufrió deforestación masiva en épocas coloniales, ha logrado mantener una alta biodiversidad gracias al mosaico de usos tradicionales de sus recursos. Desafortunadamente este es un tema muy poco estudiado que podría ser muy importante para las políticas de conservación.
Es evidente que la creación de grandes zonas protegidas deshabitadas es una alternativa bastante segura para conservar la naturaleza. Desafortunadamente en México al igual que en muchos países biodiversos del mundo ya no existen esas zonas y cada vez serán menos. Por tal motivo la alternativa de un hábitat fragmentado con un mosaico de ecosistemas representativos de distintos niveles de perturbación podría ser una opción "sostenible."
De hecho un grupo de indígenas oaxaqueños han propuesto una nueva modalidad de conservación: "las reservas celulares" que son muchos pequeños fragmentos bien conservados dentro de un gran mosaico de agrosistemas tradicionales. Este modelo basado en las antiguas prácticas debería ser estudiado con gran seriedad, ya que bien podría convertirse en un modelo hacia el futuro. Bien podría integrarse como una nueva modalidad de las Reservas de la Biosfera.
Otro ejemplo notable digno de mención nos lo da el caso de la llamada "Mata Atlántica de Brasil." Estas selvas situadas en el noreste de Brasil ocupaban 1.2 millones de Km2. Han sido clasificadas como una de las regiones mas notables por su alta biodiversidad en el mundo. Esta región ha perdido hasta el año de 1990 mas de 1 millón de km2 de sus selvas. Los estudios recientes realizados han mostrado que las extinciones ocurridas fueron mucho menores a las estimadas y que gran número de especies se han mantenido en pequeños fragmentos en donde esperan su irremediable extinción a menos que se tomen medidas urgentes. La resistencia a la extinción es una característica poco estudiada en floras, a pesar de la importancia que tiene para las estrategias de conservación.
En otras palabras, la naturaleza nos está dando la oportunidad de poder restaurar a partir de estos remanentes de la acción depredadora de nuestras sociedades.
Todos estos casos me llevan a discutir brevemente las oportunidades de conservación en Veracruz. Este estado, al igual que la India o el noreste brasileño ha sido drásticamente deforestado. Sitios con grandes extensiones de ecosistemas inalterados prácticamente ya no existen. Lo único que queda es un hábitat fuertemente fragmentado con muchísimos sitios de pequeño tamaño con remanentes de los ecosistemas que prosperaban en este estado a fines del siglo antepasado. La Flora de Veracruz que hemos venido estudiando desde hace mas de 30 años nos ha mostrado una de las floras genéricas mas diversas del país con mas de 8,000 especies. Las extinción de especies de plantas en Veracruz no ha sido estudiada con profundidad, sin embargo en el proceso de la elaboración de la flora, nuestros especialistas no han encontrado evidencia de extinciones masivas y lo mas notable es que han encontrado sitios en donde muchas poblaciones de especies raras aún persisten. Quizá muchas de ellas estén "funcionalmente muertas" y las decisión de rescatarlas dependerá del interés científico o económico.
En relación al interés económico de las especies silvestres sólo quiero comentar sobre el mito de la biopiratería. En los últimos años se ha popularizado la crítica a estudios que buscan nuevos productos de plantas, animales y microorganismos de la biodiversidad natural. Indicando que no benefician al país o a los poseedores de la información tradicional (en el caso de las plantas medicinales). Se dice que los descubrimientos hacen ricas a las transnacionales y nada queda en el país. Todo esto es un gran mito que hace famosos a los opositores y nada queda como alternativa al país. La única salida al subdesarrollo es fomentando las investigaciones del país en sus recursos bióticos. La prohibición o exagerada reglamentación sólo inhibirá el desarrollo científico del país.
Me parece que en Veracruz existe la oportunidad de hacer un estudio modelo a nivel mundial sobre el rescate de una flora aparentemente "destinada" a la extinción basada en el establecimiento de una red de pequeñas áreas protegidas de alta biodiversidad en un mosaico de agroecosistemas sostenibles. Para ello necesitaremos buenos proyectos de investigación para identificar los habitats y sitios por protegerse, la colaboración de productores y pequeños propietarios y la aceptación pública del proyecto.
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