![]() |
ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN
México, 1976
Tomado de:
E. Hernández Xolocotzi. 1977. (editor). Agroecosistemas de México. Colegio de Postgraduados. Chapingo Mexico. pp. 539-541
INTRODUCCIÓN
Debido a que la ecología es la ciencia que estudia la estructura y función de la naturaleza y las relaciones entre los organismos y su medio ambiente, han sido los ecólogos los primeros científicos en expresar su preocupación por los graves problemas ambientales que se están presentando en diversas partes del mundo. Ellos son quienes han hecho un llamado de atención hacia los efectos de los fertilizantes sobre los cuerpos de agua causando los problemas de eutroficación tan conocidos en muchos de los países industrializados; han sido los ecólogos los que han llamado la atención a la sobreexplotación de muchos recursos naturales renovables que traen consecuencias a corto y largo plazo. Quizá debido a esta actuación al señalar problemas que afligen al mundo entero, se ha identificado a la ecología con los problemas de contaminación ambiental y también, se piensa que es una ciencia que tiene como principal objetivo la conservación de los recursos naturales renovables.
Pero la confusión más grande que existe en la actualidad, es la de emplear como sinónimo ecología y ciencias ambientales. Quiero, por tanto dejar establecido que la ecología como ciencia es distinta a las ciencias ambientales. La ecología se apoya en las ciencias ambientales o en otras ciencias como elementos básicos para el planteamiento y solución de problemas ecológicos. Un ejemplo sería el siguiente: Un registro constante y periódico completo de los contaminantes atmosféricos en la Ciudad de México, sus cambios a través del año y durante el día, no es una investigación ecológica. Pero si se estudiaran los efectos de dichos contaminantes sobre los organismos y las relaciones entre los organismos y los contaminantes, se trataría entonces, de una investigación ecológica.
Con frecuencia se habla de "problemas ecológicos" del "equilibrio ecológico" y de la "destrucción ecológica" en un contexto que no tiene nada que ver con la ciencia ecológica. La contaminación química de los ríos, no es una destrucción de la ecología, ya que la ecología es una ciencia y no puede ser destruida por algunos agentes químicos que se depositen en algún río. Lo que sucede es que la presencia de estos agentes químicos, están alterando el ecosistema causando la mortandad de algunas especies de plantas o animales y a su vez favoreciendo el crecimiento de otros organismos animales o vegetales. Tampoco puede decirse que se ha roto el "equilibrio ecológico", ya que este, como tal, no existe en la naturaleza. Es sabido que todos los individuos, poblaciones y comunidades están en constante cambio, por tanto, dentro de este cambio no puede existir un verdadero equilibrio. Lo que los ecólogos han reconocido es la existencia de un equilibrio dinámico.
Muchas de estas concepciones han conducido a interpretaciones que son a menudo inocentes y bien intencionadas, pero que no por eso dejan de ser falsas. Lo que más preocupa es que la identificación de la ecología con los problemas ambientales se lleva al extremo de culpar y acudir al ecólogo para resolverlos, siendo que muchas veces éstos son totalmente ajenos a las ciencias ecológicas.
Un ejemplo de esta problemática nos lo da el área de la conservación de los recursos naturales renovables. Seguramente en el pasado muchos ecólogos viendo la destrucción desmedida de la naturaleza, dieron las primeras voces de alarma para proteger zonas de vida natural de la destrucción irremediable por parte del hombre. Muchas de estas voces encontraron eco en grupos ciudadanos de lo más diverso, quienes formaron muchas de las agrupaciones conservacionistas que hoy en día tienen una gran influencia en muchos países. Sin embargo, muchas de las actividades conservacionistas que siguen estos grupos, no tienen el respaldo científico y el aval de las ciencias ecológicas, quizá tenga un aval moral pero no un aval científico. El ecólogo estudia tanto la perturbación de la naturaleza y en ella encuentra fenómenos ecológicos de enorme interés científico y práctico, como estudia agro-ecosistemas que tienen mucho que ver con la actividad del hombre para seleccionar algunas especies de plantas o animales y así aumentar su eficiencia en la producción de alimento, vestido o habitación, o estudia los ecosistemas naturales no perturbados con el objeto de conocer el funcionamiento de estas comunidades naturales sin la presencia del hombre.
Aún es más, la deformación y la mala interpretación de las ciencias ecológicas puede reflejarse en el empleo indiscriminado de la terminología de esta ciencia. Por ejemplo con frecuencia el término ecosistema se utiliza indiscriminadamente sin tener la connotación que tiene dentro del campo de las ciencias ecológicas. Así, por ejemplo, al hablar del "ecosistema pecuario" se confunde lo que es una investigación de mejoramiento ganadero, con la investigación del ecosistema dedicado a la producción animal. Aún cuando aparentemente puedan parecer similares las dos investigaciones, su conceptualización es totalmente distinta. La primera tiene como objeto tratar de modificar el ambiente para producir la mayor cantidad de carne por unidad de superficie. La segunda tendría como objeto el conocer el funcionamiento del ecosistema bajo los cambios ambientales producidos por el hombre y tratar de entender los cambios en productividad en los diferentes componentes del ecosistema; poder comparar la productividad vegetal en relación con la productividad animal; la productividad vegetal bajo condiciones de no alteración, con la productividad vegetal bajo condiciones de alteración. Quizá todo esto resulte un juego de palabras que pudieran parecer más bien tema de una discusión semántica, sin embargo, la proliferación de la utilización de la terminología ecológica en campos ajenos a la ecología , me inquieta y me induce a aclarar cuál es mi posición ante este problema.
La conservación de los recursos naturales silvestres, sin duda alguna es causa de preocupación de muchos científicos y desde luego, los ecólogos son, ciertamente, quienes pueden aportar mayor información sobre la importancia de la conservación de la naturaleza. Sin embargo, es necesario recalcar una vez más, que la problemática de la conservación de los recursos naturales no es una problemática ecológica, sino que muchas veces es una problemática que tiene que ver con otras áreas de la actividad humana y totalmente diferentes a la ciencia y la técnica.
Un hecho que debe mencionarse es el del papel que muchos ecólogos mexicanos vienen desempeñando en el campo del manejo y utilización de los recursos naturales renovables en nuestro país. Quiero hacer hincapié que no hablo de la ciencia ecológica, ni de la ecología, sino hablo de los ecólogos mexicanos y sus puntos de vista. Es necesario resaltar que ha habido una mala interpretación de la posición que la mayoría de los ecólogos mexicanos, han tenido al uso y manejo de los recursos naturales en el país. De ninguna manera se han opuesto a una utilización racional de los mismos y si en cambio, han manifestado desde hace muchos años, su enérgica oposición a la dilapidación y depredación que se hace de los recursos naturales y al mal uso de la tierra en muchas zonas, especialmente en las regiones tropicales: algunas personas quizá con el afán de autodefensa quieren presentar a los ecólogos como conservacionistas románticos , sin embargo, en repetidas ocasiones se ha demostrado y probado todo lo contrario y aquí quiero señalar, una vez más, nuestro punto de vista de que los ecólogos no están en contra del desarrollo del país, están a favor de un mejoramiento de las condiciones de la calidad de la vida humana, de un crecimiento más razonado, más armónico, más equilibrado y mejor planeado para el país.
Como mencionaremos en algunos ejemplos, veremos que los problemas ecológicos que con frecuencia se mencionan, son problemas que en sus raíces no son ecológicos, sino tienen una base totalmente distinta. Haremos el análisis de dos problemas que hoy en día se consideran como los más importantes problemas ecológicos y ambientales provocados por el mal manejo de recursos naturales de nuestro país. Uno es la erosión y el otro es el crecimiento acelerado de las áreas ganaderas en el sureste de México.
Erosión.
Sin lugar a dudas la erosión es uno de los síntomas más evidentes, en nuestro país, del deterioro del medio ambiente ante este problema ha sido de llamar la atención sobre los daños que ocasiona la erosión de los suelos, al perderse superficies enormes de áreas que podrían ser ocupadas por bosques o por cultivos que no causaran o favorecieran la erosión. Así también, la actitud de los ecólogos ha sido la de señalar los problemas que acarrea el descubrimiento de enormes áreas de suelos en zonas con pendientes pronunciadas que favorecen el rápido arrastre de los mismos por el agua de la lluvia al no tener la capa protectora que absorba al exceso de precipitación en las zonas montañosas. Se ha dicho que los azolvamientos de presas, ríos e incluso muchas inundaciones en las partes bajas, se debe a una falta de previsión en la conservación de zonas boscosas en las cuencas altas y que ahora son suelos descubiertos y sujetos a una alta erosión. Estos hechos tan conocidos por todos, han sido inútilmente mencionados en repetidas ocasiones por diversas personas haciendo llamados de atención para detener el acelerado proceso de deterioro ambiental relacionado con la erosión. La ecología como ciencia, puede estudiar los efectos erosivos; conocer la taza de erosión bajo diferentes condiciones ambientales; los agentes bióticos y abióticos que actúan para acelerar o retrasar la erosión en zonas deforestadas. Podría también estudiar algunos métodos para controlar el fenómeno erosivo, conocer algunas plantas que puedan ayudar a fijar el poco suelo que aún queda y estudiar su eficiencia. Con base en estudios regionales, sugerimos las medidas de conservación de algunos ecosistemas regionales que pudieran servir como base para programas de recuperación de suelos erosionados y hacer las sugerencias pertinentes. Quizá por que muchas de estas operaciones las llevan a cabo ecólogos, se les ha identificado como conservacionistas, o sea, que ante un grave proceso erosivo, los ecólogos sugieren la conservación de las pocas zonas arboladas que aún existen y también el impedir que continúen los procesos de desforestación. Esto quizá, permite entender con mayor claridad la diferencia entre la ecología y la conservación de los recursos naturales, que, como hemos anotado son aspectos diferentes.
Quizá la mayor importancia de todo lo anterior, sería analizar las causas básicas que ocasionan las actividades humanas que conducen a la destrucción de los recursos forestales y que provocan los fenómenos erosivos antes mencionados. Es conocido el hecho de que estas regiones con pendientes pronunciadas, con mucha frecuencia están habitadas por los campesinos más marginados de nuestro país. Muchos de estos campesinos provienen de zonas agrícolas con tierras de buena calidad pero que han sido desplazados paulatinamente por otros grupos de población de mayor poder político o económico. Por esta razón estas personas se ven obligadas a ocupar estas poco productivas y de gran fragilidad ecológica. Cuando estos campesinos han llegado a estas regiones montañosas, ante la falta de asesoramiento y asistencia técnica para poder usar la tierra en una forma ecológicamente sensata, como podría ser la instalación de pequeñas silvi-industrias que utilizaran el bosque y al mismo tiempo se le reforestara, o la utilización de algunos terrenos forestales para fines agrícolas, pero con medidas específicas de conservación como cortinas de árboles, terrazas, etc. Ante la falta de este tipo de información, se dedican a la agricultura propia de zonas bajas que por generaciones han conocido. El resultado ha sido que muchos de los bosques son eliminados por estos campesinos itinerantes que destruyen la riqueza forestal y ante la falta de otra opción, venden sus árboles como leña, o inclusive se emplean como peones de operaciones forestales clandestinas, que encuentran en estos pobres campesinos mano de obra barata para el corte de la madera. Ante toda esta problemática, que es una problemática fundamentalmente social y económica, la actitud en general ha sido la de tratar los problemas de erosión por deforestación, como problemas ecológicos, cuando en el fondo no son sino problemas socioeconómicos e incluso políticos. Ante esta situación, los ecólogos se ven comprometidos y se encuentran en cierta forma entre la espada y la pared; por un lado ven el gran deterioro ambiental que se está produciendo y que está causando graves daños al país, y por otro lado también se dan cuenta de los graves problemas sociales detrás de todo este proceso. Es por este motivo que en ocasiones los ecólogos han sido duramente criticados pro proclamar una defensa de los recursos naturales en contraposición con las actividades productivas, aduciendo que un conservacionismo romántico se opone a un desarrollo agropecuario y forestal. Ante esto, la gran mayoría de los ecólogos han contestado en forma enfática, que esto es un error. Ni los ecólogos, ni la ecología son personas o actividad que se oponga a un desarrollo socioeconómico de los pueblos, y mucho menos, de las poblaciones campesinas más pobres, lo único que señalan son los problemas que se ocasionan por una falta de meditación, sobre todo en los procesos y las causas que los originan. Quizás esto ha sido el motivo de que haya aumentado en forma considerable el interés por los ecólogos y estudiantes de biología hacia el campo de la ecología humana, que no es otra cosa sino la aplicación de principios ecológicos a las actividades humanas. En especial, en México, es notable el gran interés por la ecología humana en medios rurales. Esto ha sido la respuesta, no planificada, ante la enorme presión que se está ejerciendo sobre los ecólogos para buscar soluciones a problemas que distan mucho de ser ecológicos.
Es indudable que en nuestro país hacen falta muchas investigaciones de carácter ecológico en el campo de la erosión y es lamentable que se le haya dado tan poca importancia a este tipo de actividades. Las actividades relacionadas con la erosión se han orientado a programas de reforestación o de conservación de suelos, pero no se han entendido realmente, en una forma seria y responsable, a la investigación sobre la erosión misma y las causas que la producen. Es necesario hacer un pequeño paréntesis en este tema, solo para apuntar que los antiguos mexicanos que habitaban en el Valle de México, tenían una actitud hacia la tierra, hacia la conservación de los recursos, hacia el manejo de los suelos y hacia el control de la erosión, mucho más consiente y responsable que la que tenemos hoy en día. Un ejemplo de esto, son las obras hidráulicas para utilizar las zonas montañosas que rodean al Valle de México, utilizando terrazas de inundación que no solo detenían la erosión, sino que mantenían zonas agrícolamente muy productivas. Hoy en día, salvo en pequeños puntos que quedan como relictos de lo que fue una forma sensata de manejar la tierra y sus recursos, todo ha sido destruido y la técnica del siglo XX lo único que ha producido son las grandes obras hidráulicas que no atacan el problema base, que es el de llegar al pequeño productor y al campesino para enseñarle el manejo de la tierra.
La Ganadería.
Otro problema notable ampliamente conocido en nuestro país, es la destrucción de nuestras selvas. Este problema está relacionado íntimamente con el establecimiento en forma espectacular de la ganadería, en especial de la ganadería extensiva, que se ve proliferar en todas las tierras bajas del trópico mexicano. El proceso bien conocido de la extracción de maderas preciosas; la penetración de campesinos aplicando el sistema de tumba-roza-quema para la utilización temporal de la tierra; el abandono de ella por los procesos de perdida de fertilidad en suelos tropicales; y la utilización de estos terrenos abandonados para la ganadería, es un proceso que domina hoy en día prácticamente en todas las tierras tropicales de baja altitud en nuestro país. Estados como Tabasco, gran parte de Veracruz y Chiapas, están siendo día a día convertidos en un inmenso potrero. La actitud de los ecólogos ha sido la de hacer un llamado para retornar a la racionalidad en la utilización de la tierra y los recursos, especialmente los recursos selváticos.
En muy diversas ocasiones y en muy diversos foros se han expresado las grandes preocupaciones que tienen los ecólogos por la destrucción rápida y acelerada de los recursos forestales de estas zonas y la falta de métodos y sistemas de utilización de la tierra, que sean compatibles con la persistencia de los ecosistemas forestales tropicales, se ha interpretado a esta actividad como conservacionista. Ante esto la respuesta de muchos de nosotros ha sido expresada en foros y en publicaciones, los ecólogos mexicanos no están opuestos a la utilización de las selvas, ni están opuestos al proceso de desarrollo de las zonas tropicales; lo único que han planteado es que esta utilización de los recursos tropicales se haga con criterios ecológicos. Que se permita la convivencia de las selvas naturales con otros tipos de actividades agropecuarias y forestales. Se pretende que exista una utilización conservacionista de los recursos selváticos y que esta utilización tenga como objeto principal el mejorar las condiciones ecológicas, económicas y sociales de los habitantes de la selva. Se ha pedido que no se explote la miseria de los campesinos que tienen que utilizar sin remedio el sistema de roza-tumba-quema como el único camino y además tienen que emplearse como mano de obra barata para la extracción de maderas tropicales, cuyo punto final es el establecimiento de potreros para ganadería extensiva, donde los campesinos no tienen ya cabida. Su única opción es ir a buscar nuevamente otros lugares no ocupados en donde puedan sobrevivir, que generalmente son las zonas selváticas y seguir adelante en el proceso de agricultura nómada iniciando de esta manera nuevamente el ciclo. Los ecólogos, ante esta situación, han hecho también un llamado de atención para buscar alternativas de trabajo y producción de alimentos con la selva y también detener y apuntar el grave error que conduce a nuestro país el utilizar la tierra en una forma totalmente ineficiente como es la ganadería extensiva. Aquí conviene hacer una reflexión ¿Que tiene que ver la ecología con todo esto? La ecología como ciencia y los ecólogos como científicos pueden estudiar los procesos que ocurren en la conversión de la selva a pastizal; de la selva a un sistema agrícola trashumante; conocer la eficiencia de los diferentes sistemas de utilización en relación a la productividad y la producción. Muchos estudios se han hecho en este campo y todos apuntan hacia el hecho de que desde un punto de vista ecológico, existen diferencias significativas y fundamentales en la eficiencia de la producción de alimentos entre una hectárea dedicada a la ganadería, una hectárea dedicada a la agricultura intensiva, una hectárea dedicada a la agricultura nómada y una hectárea de selva explotada.
Dentro del contexto económico del desarrollo social en México, la ganadería ha sido preferida como respuesta a problemas relacionados con la tenencia de la tierra, la escasez de capital disponible, la seguridad de la inversión, la protección oficial a través de los bancos y las fuertes ganancias a corto plazo. Esto ha hecho que el capital privado en el medio rural tropical mexicano se haya inclinado a promover esta actividad en perjuicio de otras actividades productivas y en perjuicio del medio ambiente original. Más aún, el hecho de que la ganadería se identifique con una clase económica poderosa ha provocado que muchos campesinos piensen en la ganadería como la imagen a seguir hacia el futuro estimulando aún más el desquiciamiento en el medio natural original.
Es todavía motivo de mayor preocupación que programas oficiales que deberían tener una orientación social, hayan promovido la ganadería con fuertes inversiones públicas tendientes a fortalecer esta actividad ecológicamente ineficiente en el uso de la tierra y sus recursos y económicamente cuestionable a largo plazo.
Quizás estos dos ejemplos puedan servir para ilustrar la preocupación que hemos tenido por el medio ambiente, la erosión, las selvas, los bosques y otros ecosistemas de nuestro país que están en grave peligro de desaparecer por actividades humanas irresponsables y destructoras.
Los ecólogos seguiremos defendiendo nuestros puntos de vista y las investigaciones ecológicas nos seguirán dando pruebas para convalidar nuestros argumentos.
Se hace indispensable tener una política coherente y clara del tipo de agricultura, de ganadería y de silvicultura que deseamos para México. Esta política debe ser sometida al juicio de todos los sectores involucrados y las decisiones deben orientar las acciones congruentes con la política acordada.
Un ejercicio muy interesante, digno de analizarse fue efectuado en Europa para analizar que tipo de agricultura se debería tener para el año 2000. Después de muchas discusiones entre numerosos técnicos europeos, se llegó a la conclusión que habían cuatro alternativas y que deben ser los pueblos los que elijan la que más les convenga. Las cuatro alternativas incluyen una agricultura industrializada, deshumanizada, altamente productiva, estrategia que lleva a un crecimiento de grandes urbes y una alta taza de desocupación y "tiempo libre". El otro extremo es una alternativa que contempla el regreso a la naturaleza en pequeñas ciudades, pequeñas granjas, protección a ríos, bosques, una sociedad mas humanizada.
México también debe ver las alternativas y decidir antes de que sea demasiado tarde.
BIBLIOGRAFÍA
Gómez-Pompa, A. G. Halffter, L. Fernández y R. Echenique, 1976. Impactos Ecológicos de la Colonización,. Ciencia y Desarrollo 10: 32–35. México D.F.
Jansen, A. J. 1974. Agro-ecosystems in future society. Agro-Ecosystems 1: 69-80
|
Twittear |