AGP

Mi vida en las selvas tropicales

ODA A GÓMEZ-POMPA.
Semblanza breve de un científico pionero


Dr. Víctor M. Toledo
Centro de Investigación en Ecosistemas
UNAM


Escribir sobre un camarada, colega, amigo o maestro siempre me ha parecido una de las tareas más difíciles. ¿Cómo separar el juicio objetivo de las raíces de su subjetividad? Esta vez el asunto es aún más complicado. Si intentar la semblanza de una figura destacada implica un notable esfuerzo, hacerlo de un personaje que ha transitado a través de las últimas seis décadas conlleva un alto riesgo. Como nunca antes en la historia, quienes hemos vivido estos últimos tiempos nos hemos convertido en los habitantes de una época marcada por la velocidad inusitada de los cambios, la aparición cada vez más frecuente de situaciones sorpresivas o imprevistas, y la crisis de innumerables dimensiones de la vida humana. Este periodo de consolidación del mundo moderno (1945 a la fecha) es notable porque ha consolidado un proceso de globalización nunca antes vivido, ha permitido al capitalismo alcanzar su pináculo, esto es llegar a los máximos niveles de monopolización de la riqueza y por ende de la desigualdad social, y ha intensificado como nunca los impactos del cambio tecnológico. Pero no sólo eso, también nos ha llevado a una cada vez más evidente crisis de la civilización industrial, se ha socavado el prestigio de la ciencia, y todo junto ha dado lugar a una crisis ecológica de escala global que parece no detenerse y que hoy amenaza al equilibrio del planeta, a la especie humana y a la vida entera. Se trata ya de una nueva era, el antropoceno, que iniciada en la década de los 50 s del siglo XX ha convertido a la especie humana en una nueva y destructiva fuerza geológica. Y es en este escenario riesgoso donde los que vivimos tomamos decisiones y realizamos acciones. Para complicarlo se trata de la semblanza de un científico de un país que lleva al menos cuatro décadas soportando una crisis.

De toda la generación de biólogos, ecólogos y naturalistas mexicanos que hoy culminan y continúan una trayectoria, Arturo Gómez-Pompa el más sensible, audaz, visionario y creativo (aunque para algunos sea el menos “científico”). Por ello sus aportes al conocimiento del país y del mundo rebosan de iluminaciones inesperadas, destellos que abrieron nuevas brechas, que después muchos otros siguieron. La versatilidad por lo tanto es el rasgo que marca su trayectoria. Lo que para muchos podría ser una clara deficiencia, es su mayor virtud, más aún si se piensa el mundo que le tocó vivir y sobrevivir.

Con base a su obra publicada, alcanzo a reconocer al menos cinco principales aportes de AGP que se pueden calificar de pioneros y que en su momento lo situaron a la vanguardia de cada tema. El primero es sin duda su rol en la botánica, heredado de su maestro Faustino Miranda, y que halla su máxima expresión en el proyecto Flora de Veracruz. Este proyecto generó uno de los más detallados inventarios de vegetación y de especies que se haya realizado de una entidad federativa. Pero además adoptó en su desarrollo tecnologías avanzadas tales como el uso de computadoras en la identificación y clasificación de especies y de sistemas de información geográfica que le dieron una dimensión espacial a la exploración botánica, una práctica normalmente descriptiva, nomenclatural y estática. Tan solo las publicaciones y los nuevos cuadros formados por este proyecto durante cuatro décadas serían suficientes para reconocer un aporte extraordinario a la ciencia mexicana.

El segundo aparece cuando AGP se convierte ahora en ecólogo y se pone como meta explorar los mecanismos de la regeneración de las selvas tropicales, apoyado por todo un equipo de jóvenes entusiastas. Durante los primeros años de esta pesquisa, ningún grupo en el mundo había avanzado tanto en un tema que resultaba apasionante y que a la postre tendría fuertes repercusiones en la conservación y uso de los ecosistemas tropicales. Un artículo publicado con Vázquez-Yanes y Guevara en Science en 1973 bajo el provocativo título de “Tropical rain forests: a non-renewable resource”, cimbró intensamente la opinión predominante en la conservación y la ecología tropicales. Las investigaciones sobre este tema quedaron plasmadas en dos libros en español publicados bajo el título de Regeneración de Selvas I y II, y en la edición del libro “Rain Forests: Regeneration and Management” publicado en 1990 .

Su curiosidad permanente lo llevó entonces a indagar acerca del papel jugado por quienes realizan el manejo de los ecosistemas, siguiendo sin saberlo un viejo apotegma que dice “…la naturaleza tomada y estudiada de manera aislada no es nada para el hombre”. Con ello pasó de la ecología meramente biológica a la ecología humana y, posteriormente, a la etnoecología, la etnobiología y la etnobotánica . A principios de la década de los setentas AGP dirigió la primera tesis de ecología humana en la historia del país y promovió las primeras investigaciones en estos campos . Esta visión, totalmente pionera, le llevó a cuestionar el carácter prístino e intocado de la naturaleza contemporánea. Un artículo publicado con A. Kaus en 1992 (Bioscience) sobre este tema se convirtió en su contribución más citada internacionalmente. La idea de una naturaleza antropomorfizada ha sido confirmada por nuevos trabajos de antropólogos, historiadores y ecólogos, especialmente en la región Amazónica, y ha cambiado sustancialmente los paradigmas dominantes en la conservación.

Si AGP se percató de la necesidad de estudiar a la naturaleza ligada a las culturas actuales, en consecuencia habría que echar una mirada a las culturas antiguas. Y esto fue lo que hizo teniendo esta vez como su principal escenario a la Península de Yucatán y a la cultura Maya, la cual tiene una presencia en esa región de por lo menos 3,000 años. En un revelador artículo publicado en 1977 en co-autoría con A. Barrera y C. Vázquez-Yanes , se postuló la idea de que la subsistencia maya estaba basada en una estrategia de manejo agro-forestal, una tesis descabellada en un ambiente dominado por las investigaciones especializadas de geógrafos, arqueólogos, paleóntologos, antropólogos y etno-historiadores normalmente procedentes de instituciones anglo-sajonas. El artículo que por haber sido publicado en español pasó desapercibido durante los primeros años, fue cobrando notoriedad conforme las numerosas investigaciones sobre la cultura maya y su entorno natural se iban inclinando hacia esa idea. Las publicaciones con sus tesistas sobre el cacao, el pet-kot y los huertos mayas, caen dentro de esa idea general, la cual fue expuesta en una publicación posterior una década después (On Maya Silviculture, 1987) . Hacia 2003 la comunidad mayista internacional reconoció de facto sus aportes cuando fue publicado un libro editado por AGP que reunió a los principales autores del tema en el mundo. Esta obra, The Lowland Maya Area: three millenia at the human-wildland interface, como lo señalé en una reseña, constituye la cuarta gran obra publicada sobre la historia del manejo maya de las selvas tropicales . Nuestro autor se convirtió así sin saberlo en practicante de una nueva disciplina: la historia ambiental.

En paralelo a estas cuatro áreas de interés, AGP siempre se ocupó con intensidad y pasión de la conservación biológica, un tema de alta complejidad y de gran controversia. Aquí abundan también sus publicaciones nacionales e internacionales, entre las que destaca el libro, escrito en con R. Dirzo sobre las áreas naturales protegidas de México . Celebre, es su batalla, en compañía de G. Halffter, para detener el proyecto gubernamental de deforestación de 85,000 hectáreas de selvas en Uxpanapa, Veracruz al principio de los setentas, en una época en que tumbar las selvas no solo era un acto normal, sino una muestra evidente de progreso. Ello contrasta con las actuales celebraciones por la biodiversidad que encabezan como un juego de hadas empresas, gobiernos, plutócratas e instituciones diversas.

Esta variedad de intereses en la investigación que le ha hecho saltar de un campo al otro, seguramente impulsado por su afán de nuevos conocimientos y una desbordante imaginación, no sólo lo convierte en un científico inasible o poliédrico, sino que le ha llevado a trabajar y colaborar con una gama enorme de especialistas. Sin intentar ser completa la lista incluye eco-fisiólogos, genetistas, biotecnólogos, edafólogos, matemáticos, micólogos, climatólogos, antropólogos, historiadores, taxónomos, computólogos y un largo etcétera.

No se puede omitir su papel en la educación, no solamente como maestro en el aula, sino particularmente en la conducción de tesis y estudios. Aquí la figura de AGP destaca porque su pasión y su entusiasmo por los temas abordados, siempre ha sido un atractivo imán para los jóvenes, especialmente por quienes llevan un oculto placer por el acto creativo. En ese sentido AGP ha sido un gran seductor, cuyo carisma envuelve de inmediato a sus interlocutores. Ya en 1964 pudimos comprobarlo cuando asistimos al curso de ecología, materia instituida y dictada por el Profesor Rioja en la Facultad de Ciencias de la UNAM. En vez del viejo y docto especialista nos encontramos con un joven, unos diez años mayor que los estudiantes, que hablaba apasionadamente sobre ecosistemas, sin poder ocultar los “gallos” propios de los adolescentes. Su estilo jovial contrastaba con la pedantería, el enciclopedismo y la arrogancia de la mayoría de profesores de la carrera de biología. En este ámbito debe citarse la creación del Consejo Nacional para la Enseñanza de la Biología (CNEB), promovida con varios destacados colegas, y cuyo mayor mérito además de libros de texto y seminarios para profesores, fue haber conjuntado a los biólogos de la UNAM con los del IPN, una tarea calificada de imposible.

Los aportes de todo ser humano a un oficio no terminan en la producción, sea científica, artística, filosófica o manual, sino que esa siempre va acompañada, como la sonrisa lo hace al labio, de su actitud ante los semejantes, hacia su comunidad y hacia los poderes. A la obra de AGP se debe agregar su rol como líder académico y como creador y promotor de instituciones. No sólo encabezó proyectos, también fundó el Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (INIREB), con sede en Xalapa, Veracruz, cuyo diseño y filosofía fueron una vez más pioneros a nivel nacional y mundial porque impulsaba la investigación aplicada, interdisciplinaria, y ligada a problemáticas concretas. Hoy variantes más o menos cercanas del modelo INIREB se multiplican por varios países del mundo. Paradójicamente ni el Instituto de Ecología de Xalapa, ni mucho menos el Instituto de Ecología de la UNAM, las dos mayores instituciones del país sobre ese campo, lograron aprender de esa experiencia, y hoy navegan sin rumbo dominados por el individualismo academicista, la fragmentación del conocimiento y la especialización.

Quedaría un último aspecto que rebasa esta breve semblanza y que atañe a la actuación del hombre de ciencia en la sociedad y especialmente en su relación con los poderes económico y político. En esta dimensión siempre hay el riesgo de emitir juicios ligeros, injustos o precipitados. Invitamos al lector a visitar la página de AGP, donde se puede leer su autobiografía, que escribe y construye por medio de capítulos, y en donde describe y reflexiona acerca de acontecimientos vividos en relación al gobierno y a la necesidad de erigir un ministerio del ambiente.

Aquí me limito a señalar uno de sus aportes, el menos visible, referido a su comportamiento frente a la ciencia. Esto ha derivado de una visión que no ha hecho explícita, pero que sospecho ha sido consecuencia de su interpretación de un mundo cambiante, errático, y finalmente indescifrable, y de su aprendizaje ante las desavenencias, fracasos y golpes. A diferencia de buena parte de sus contemporáneos, que siempre buscaron el reconocimiento de sus respectivas comunidades académicas internacionales, AGP fue bordando una línea de actuación más centrada en la idiosincrasia, historia y problemáticas del país. En ese sentido se encuentra más cerca de figuras como Efraín Hernández-Xolocotzin, pionero de la agroecología mexicana, que de sus pares en la biología o la ecología. Como sucedió con muchos artistas, su nacionalismo lo hizo tan internacional como cualquier diletante de la “ciencia universal”. Obligado al auto-exilio en la Universidad de California, se acrecentó su interés por el país, por Veracruz y por el mundo maya, a tal punto que en 1993 creó la Reserva El Edén en Quintana Roo dedicada a la conservación y a la investigación. ¿Una manera de balancear su existencia?

Creo que por todo ello, AGP logra salvar un escollo que rebasa y con creces los mundos individuales de quienes se dedican a la ciencia en México. Actores de una comunidad que apenas daba sus primeros pasos en un país que buscaba ansiosamente su modernización, los científicos mexicanos que intentaron ser modernos, es decir de hacer madurar el aparato científico del país siguiendo las pautas y estilos trazados por los países industriales, hoy se debaten entre la incongruencia, la obsolescencia y el desprestigio. En una época en el que la crisis epistemológica y social de la ciencia, resultado de su industrialización, ha generado una transformación radical del quehacer científico, muy pocos de los investigadores consumados lograron evolucionar con las nuevas realidades, y acaso no estaban en condiciones de hacerlo. Hoy ya no es suficiente publicar abundantemente, ser ampliamente citado, y ser un respetable especialista o experto (Ya Niels Bohr, Premio Nóbel de Física había definido al experto como “…una persona que ha cometido todos los errores que se pueden cometer en un determinado campo”). Hoy un científico debe saber realizar investigación interdisciplinaria y colectiva, debe poseer una conciencia social y ambiental y, en consecuencia, debe actuar bajo un esquema donde ética y conocimiento son ya elementos inseparables. Este nuevo paradigma se hace aún más obligatorio, para aquellos investigadores dedicados justamente al tema ambiental, porque los tiempos se acortan y la urgencia de conocimiento de calidad y el compromiso de los científicos para detener un proceso global de destrucción, se ha vuelto dramático. Tal parece que una realidad adversa, que hace tres o cuatro décadas parecía lejana, se ha acercado como una gigantesca pantalla de cine que amenaza con devorarnos y convertirnos en parte del drama.


Si miramos en retrospectiva, y somos capaces de percibir el creciente deterioro social y ambiental que ha sufrido el país (hoy existen en el territorio casi 300 conflictos socio-ambientales, focos rojos provocados por los proyectos mineros, hidráulicos, energéticos, turísticos y urbanos y por la expansión de la agricultura industrializada) , y presenciamos otro deterioro: actos de gente de ciencia, no solo neutras sino en plena complicidad con los intereses corporativos o con las políticas ambientales regresivas y falsas, dedicadas a pintar de verde a presidentes y funcionarios (cosmetológicamente), la trayectoria de AGP se vuelve un ejemplo de creatividad constante, vanguardismo y congruencia. Su fracaso en la política mexicana se convirtió, al paso del tiempo, en salvoconducto. El decoro es, finalmente, lo que permite triunfar sobre todas las cosas, el plumaje que permite cruzar todo pantano.


Referencias:

1 Gómez-Pompa, A., S. Del Amo, C. Vázquez-Yanes y A. Butanda-Cervera (eds.). 1976 y 1978. Investigaciones sobre la regeneración de Selvas Altas en Veracruz, México (I y II). Continental, S. A. de C. V. México. Gómez Pompa, A., Whitmore, T.C. & Hadley, M. (eds.). 1993. Rain Forest: Regeneration and Management. MAB series vol 6. UNSECO & Parthenon, Paris.
2 Gómez-Pompa, A., A. Kaus J. Jimenez-Osornio, D. Bainbridge, and V. M. Rorive. 1993. Mexico. Pages 483–548 in National Research Council. Sustainable agriculture and the environment in the humid tropics. National Academy Press, Washington, D. C., USA.
3 Martínez Alfaro, M. A. 1970. Ecología humana del ejido Benito Juárez o Sebastopol, Tuxtepec, Oaxaca. Facultad de Ciencias. Universidad Nacional Autónoma de México. Toledo, V.M. Estudio botánico y ecológico de la Región del Rio Uxpanapa' Veracruz. 5; introducción a los estudios de ecología humana. Biótica3 (2):57-61.
4 Gómez-Pompa, A., A. Kaus. 1992. Taming the wilderness myth. BioScience 42 (4): 271-279
5 Barrera-Marín, A., A. Gómez-Pompa & C. Vázquez-Yanes. 1977. El manejo de las selvas por los mayas: Sus implicaciones silvícolas y agrícolas. Biotica 2(2):47-60.).
6 Gómez-Pompa, A.1987. On Maya Silviculture. Mexican Studies 3(1): 1-17.
7 Gómez-Pompa, A. et al. (eds.). 2003. The Lowland Maya Area: three millenia at the human-wildland interface. The Haworth Press. New York.// Toledo, V.M., 2003. Lessons from the Maya. Bioscience 55(4):377-379.
8 Gómez-Pompa, A., R. Dirzo. 1995. Reservas de la Biosfera y otras Áreas Protegidas de México. Publicación de SEMARNAP y CONABIO. México. 159 pp.
9 Toledo, V.M. 1978. Uxpanapa: ecocidio y capitalismo en el trópico. Nexos 1(11):15-18
10 Toledo, V.M., D. Garrido y N. Barrera-Bassols. 2013. Conflictos socio-ambientales, resistencias ciudadanas y violencia Neoliberal en México. Ecología Política 46: 115-125



Texto de Homenaje al Dr. Arturo Gómez Pompa
compilados por el Dr. Arturo Argueta Villamar