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LA LABOR EDUCATIVA DE ARTURO GÓMEZ POMPA EN EL INIREB
Dr. Ricardo Reyes Chilpa
Instituto de Química
Universidad Nacional Autónoma de México. chilpa@unam.mx
El Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos -INIREB- (1975-1988) fundado por el Dr. Arturo Gómez Pompa y sus entusiastas colegas en la Ciudad de Xalapa, México, tuvo como uno de sus programas principales la Maestría en Ciencias (Ecología y Recursos Bióticos). La primera maestría en ecología que existió en el país. Su objetivo era formar personal capacitado que entendiese no solo la perspectiva científica, sino también los problemas sociales, económicos y políticos asociados al uso y manejo de los recursos bióticos. Esto implicaba conocer, entender, dialogar con los habitantes que conviven día a día con dichos recursos. En la breve existencia de este instituto alcanzamos a graduarnos 27 alumnos (Tabla 1). Creo firmemente que es necesario retomar la filosofía educativa que el Dr. Arturo Gómez Pompa puso en práctica en el INIREB, pues posee elementos únicos, que lamentablemente permanecen olvidados, los cuales contribuirían hoy día de manera decisiva a la conservación y manejo sustentable de la biodiversidad y los ecosistemas, así como a la disminución de la pobreza extrema en el campo. Es por ello que presento un registro personal de mi paso como alumno por dicha institución, es decir: narro algunos recuerdos del INIREB, institución que me otorgó el grado de Maestro en Ciencias en 1986.
A principios de la década de 1980, al igual que muchos otros estudiantes de todo el país y Latinoamérica admitidos a la maestría y recién llegados, como yo, a la Cd. de Xalapa, inicialmente nos alojábamos en la llamada Casa de Visitas localizada frente al estadio. A los pocos días, o de manera más precisa, a las pocas noches, cual sería nuestra sorpresa encontrar a nuestro respetado Director en la sala de estudios dialogando con un grupo de campesinos. Pronto aprenderíamos que su presencia no era casual, pues acudía para intercambiar ideas con quienes asistían a algún curso en el Instituto y se alojaban, al igual que los estudiantes de la maestría, e investigadores visitantes, en esa casa. La recuerdo muy bien, grande, pintada de blanco sobre una colina, donde no solo disfrutábamos los ricos desayunos veracruzanos, como las picaditas de frijol, sino que, además, nos nutríamos con la sapiencia de sus múltiples visitantes. Cada día, el desayuno era una sorpresa, pues la conversación podía ser con una experta norteamericana en “calabacitas”, un hábil pescador narrador de historias fantásticas, o bien con un estudiante rastreador de coyotes (Gustavo Arnaud) quién frente a la exuberancia húmeda y verde de Xalapa defendía su terruño regiomontano diciendo “¡Ah, pero también el desierto es hermoso!”.
Como pocas instituciones, el INIREB practicó un concepto que probablemente ya existía, pero aún no se le denominaba “Diálogo de Saberes” y por su parte, el Dr. Arturo Gómez Pompa, hizo suya la misión de predicar con el ejemplo. Para comprobarlo, es pertinente citar el punto 3 del documento que se titula “Filosofía, Objetivos y Metas del INIREB” (1): “Que durante el proceso de generación de información científica hacia el sector productivo se pueda integrar en todo este proceso la educación en todos los niveles. En otras palabras, se desea que la educación no se concrete solamente a un sector de la población o a un nivel, sino que la investigación, a través del proceso de desarrollo e investigación en el INIREB, pueda integrarse a otros sectores de México, desde campesinos, pescadores hasta trabajadores del campo que usualmente han estado poco involucrados con los centros de investigación”. La reflexión y el diálogo han sido rasgos constantes del Dr. Arturo Gómez Pompa, interlocutor de todo público, sin temor a innovar, analizar y discutir, ya sea la historia de la etnobotánica (2) o los retos de la sociedad del conocimiento al borde del colapso ambiental (3).
Los estudiantes, pronto aprendimos que el INIREB lo mismo planteaba introducir tecnologías novedosas como el manejo computarizado de los datos de herbario, los digestores anaerobios para aprovechar los residuos animales y vegetales para generar gas combustible en las “granjas integrales”, a la par que sus investigadores y estudiantes aprendían de los campesinos el manejo del café bajo sombra para desarrollar el concepto de “Agroecosistema Cafetero”. Altitudinalmente, toda la región era campo de enseñanza y aprendizaje, desde el volcán Cofre de Perote (4200 msnm) hasta la Laguna de la Mancha frente al Oceano Atlántico; esto es desde el Bosque de Pino, pasando por el Bosque de Neblina, hasta el Bosque Tropical Caducifolio. En la Estación de Biología Tropical en la Laguna de la Mancha se desarrollaban proyectos como las chinampas tropicales, el cultivo de ostión, e incluso la caimáncultura, en los cuales los habitantes locales estaban involucrados. Los espacios del INIREB, por ejemplo su magnífico Jardín Botánico, que daba realce a la sede principal por contener un Bosque de Neblina, estaban abiertos a la sociedad, al conocimiento de la biología y el ambiente, pero también a la cultura.
La ubicación del INIREB era estratégica. Xalapa está situada en la medianía de un corredor biológico a 1200-1500 msnm frente al Golfo de México, atractiva, de gran tradición cultural y política por albergar a la Universidad Veracruzana y otras instituciones educativas y de investigación, así como al gobierno del Estado de Veracruz. La ciudad ofrecía lo que muchos estudiantes requerían: rentas, comida y transporte baratos (incluyendo los taxis); así como muchas opciones para sus tiempos libres: música (salsa, trova, son jarocho, jazz, orquesta sinfónica), cine, teatro, literatura, artes plásticas, ambiente relajado, buenos cafés y restaurantes. Por último, pero de mayor relevancia, el INIREB estaba situado a 2.4 km de Xalapa, sobre la carretera antigua a Coatepec, en medio de cafetales, potreros y relictos del Bosque Mesófilo de Monataña donde corrían arroyos, la mayoría aún sin contaminar, todo lo cual contribuía a crear una atmósfera de paz y armonía, que citando un lugar muy común, pero cierto: “hacen propicio el estudio”.
No recuerdo alguna divisa o consigna institucional, pero si acaso el Instituto pudo tener alguna, pudo ser: “Conocer para conservar, conocer para usar bien”, pero en realidad no había dictados en la enseñanza que nos impartió el Instituto. Éramos libres de aprender lo que deseábamos y en ello se esforzaba incansable la Maestra Margarita Soto, responsable de la maestría, quién resolvía todos los problemas prácticos, incluyendo el financiamiento. Los estudiantes acudíamos a donde creíamos encontraríamos una buena guía. Fue, así como varios de nuestros compañeros, entre ellos Olga Lucía Sanabria, convirtieron al Ing. Efraín Hernández Xolocotzin, Profesor del Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas (COLPOS) en su mentor. En mi caso tuve el apoyo de mi asesor, y excelente profesor, el M.C. Víctor Pérez Morales, para poder hacer parte de mi tesis en el Instituto de Química de la UNAM bajo la dirección de los Dres. Tirso Ríos Castillo y Federico Gómez Garibay. Sin duda, mi formación y trabajo como investigador (4-9) se deben y han estado inspirados en las enseñanzas del INIREB.
El INIREB bajo la guía del Dr. Arturo Gómez Pompa, y después del Dr. Ramón Echenique Manrique, se expandió por el país. Se fundaron sedes en Yucatán, Tabasco, D.F. y Chiapas, asesoraba a dependencias gubernamentales, instituciones educativas, ciudadanos de a pie, como los comuneros en la Sierra Juárez de Oaxaca, que por entonces empezaban por sí mismos el manejo sustentable de sus recursos forestales, y que según entiendo, han proseguido con éxito. Este era uno de los sitios, donde los estudiantes de la maestría, hacíamos recorridos de campo para observar el resultado de las prácticas silvícolas, así como la realidad social, y de paso, la no siempre fácil interacción entre académicos y campesinos. Todo ello lo contemplaba el punto 5 del documento “Filosofía, Objetivos y Metas del INIREB” (1). “Que los programas y proyectos del instituto que tengan una posibilidad de aplicación, le den mayor prioridad a los posibles usuarios de la investigación que representan a la gran mayoría de los mexicanos en las zonas rurales, como: los campesinos y pescadores de escasos recursos económicos”. El aula era la realidad, tanto en el ámbito biológico, como en el social.
Los trabajos del INIREB adquirieron repercusión nacional e internacional. Su revista, “Biótica”, se consolidó. En el plano educativo, impartía enseñanza a múltiples niveles como ya se ha mencionado. En la maestría su programa combinó las materias técnicas, sociales y humanísticas. Los tópicos de vanguardia no fueron olvidados. Algunas materias que recuerdo son: Taxonomía (Nancy Pearson), Silvicultura (Laura Snook), Ecología de Poblaciones (Charles M. Peters), Biodeterioro y Preservación de la Madera (Víctor Pérez), Etnobiología (Waltrud Hangert) y Sociología Campesina (Héctor Luis Morales). Como estudiantes aprendimos tanto el valor de la ciencia pura, como la aplicada, de las ciencias naturales y las sociales. No había conflicto entre ellas y eso era un reflejo de la propia visión del Dr. Arturo Gómez Pompa. En el INIREB se practicaba la taxonomía clásica y la ecología de frontera, a la vez que se realizaban estudios sobre de las propiedades tecnológicas de las maderas de la Selva Lacandona en LACITEMA (Laboratorio de Ciencia y Tecnología de la Madera). Esto también estaba plasmado en el punto 7 del documento “Filosofía, Objetivos y Metas del INIREB”: “Que la investigación del instituto no tenga limitación alguna en cuanto a los recursos tecnológicos disponibles para producir la información, también que pueda emplear las herramientas más sofisticadas disponibles en el mundo para desarrollar ciencia de alta calidad. Pero que la tecnología que se derive de estas investigaciones comprenda o incluya opciones más económicas y sencillas que permitan transferirlas a un sector rural poco especializado”.
La multidisciplinaridad era una realidad y el Instituto se benefició de ello, lo cual ilustro con un par de ejemplos simples. El INIREB contaba con ¡Ingenieros Civiles! Así, los Ingenieros Mario Ricalde, Raymundo Dávalos, Víctor Rubén Ordoñez y la Arquitecta Guadalupe Bárcenas hicieron los planos y construyeron la cafetería tipo chalet suizo, así como alguno de los nuevos edificios. Buena parte del mobiliario, no solo era fabricado en la moderna y cuidada carpintería con la que contaba LACITEMA, sino que era diseñado ex profeso. LACITEMA dirigida por el Dr. Ramón Echenique, y luego por el M.C. Víctor Pérez Morales, fue pionera en conseguir fondos externos, ofreciendo los servicios de sus investigadores para estudios encargados por empresas, por ejemplo determinando la resistencia de aglomerados de madera.
Pero la gran labor del INIREB concluyó arteramente el 30 de noviembre de 1988. En esa fecha el Dr. Gómez Pompa había concluido ya su periodo como Director y era Profesor en la Universidad de California en Riverside; yo tenía dos años trabajando en el COLPOS. Meses atrás, una mañana, probablemente a principios de septiembre, mi jefe me llamó a su oficina para comunicarme una noticia. No puedo citar textualmente sus palabras, pero en síntesis me dijo: “Por estar de curioso en la Secretaría (la de Agricultura y Recursos Hidráulicos) vi el decreto de desaparición de tu Instituto, el INIREB, te lo aviso para que vayas sacando tu título y porque eres mi amigo”. En ese entonces, era común que el director saliente del COLPOS ocupara una subsecretaría en la SARH, por lo cual eran frecuentes las visitas de algunos investigadores a esa dependencia gubernamental. Esa noche hablé por teléfono a Xalapa con un amigo que ocupaba un puesto de dirección del INIREB para comunicarle el comentario. Me respondió que esperaban un recorte presupuestal, tal vez una reorganización, pero nada tan drástico. Por esos días, también existía una campaña de desprestigio en contra del INIREB, se decía que motivada por la participación de algunos de sus integrantes en contra de la planta nuclear de Laguna Verde, causa que apoyaba en buena medida la sociedad veracruzana.
El 23 de noviembre de 1988 se realizó finalmente la entrega de diplomas a los 27 egresados de la maestría, aunque no todos pudieron asistir. Esa fue la primera y última ocasión en que se realizó dicho evento académico. La mayoría de los alumnos de la maestría del INIREB, cálculo que una centena, no alcanzarían a graduarse, pero la Facultad de Ciencias de la UNAM, inmediatamente les abriría generosa sus puertas, revalidaría sus créditos, para que muchos pudieran finalmente obtener su grado. Al término de la ceremonia, el funcionario a quién comuniqué la existencia del decreto de desaparición del INIREB, me comento que cada día que pasaba era menos probable que se concretara esa amenaza. A siete días que concluyera el sexenio, ¿a quién importaba cerrar ese pequeño instituto?, cuando el país estaba enfrascado en problemas sumamente graves. Se dudaba incluso que Carlos Salinas de Gortari pudiese jurar como presidente. Los movimientos dirigidos por el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel Clouthier denunciaban con todas sus fuerzas el fraude en las elecciones. Nos despedimos convencidos que pronto la tormenta amainaría y el INIREB proseguiría sus actividades cotidianas. No obstante, el decreto del cual me entere de manera casual, realmente existía y apareció publicado el último día del gobierno de Miguel de la Madrid en el Diario Oficial. Las razones que impulsaron al Gobierno Federal a decretar la desaparición del INIREB nunca fueron dadas a conocer, un ejemplo más del autoritarismo que hemos padecido, pero seguramente algún día serán investigadas por los historiadores.
En los días subsecuentes, varios grupos de académicos protestaron en los periódicos, incluyendo a la Sociedad Botánica de México, pero en medio de la vorágine política, sus voces se perdieron. Lo que no se ha perdido es la labor que realizó el INIREB y su fundador, el Dr. Arturo Gómez Pompa. Las semillas que plantaron fructificarán, y más temprano que tarde, renacerá una forma de hacer biología, una forma que ve a la naturaleza con un profundo sentido humanista y social. No tengo como agradecer las enseñanzas de Arturo Gómez Pompa y de mis Profesores en el INIREB, bueno en realidad, sí. No dejando olvidar, comunicando las ideas de su fundador, los logros de esta gran institución, la cual estoy seguro será una inspiración fundamental en el devenir de la ciencia y tecnología en nuestro país. Ya es tiempo.
Agradecimientos:
A la M. en C. Lucía Yoscelina Centeno Betanzos por su generosa ayuda en la preparación de este texto y el procesamiento digital de las imágenes tomadas de la referencia 11.
Bibliografía
1.-Gómez Pompa A. 2011. Filosofía, Objetivos y Metas del INIREB. http://gomezpompa.blogspot.mx/2011 /03/ 15-el-inireb_11.html
2.-Gómez-Pompa A. Las Raíces de la Etnobotánica Mexicana. Acta Biológica Panamensis Vol.1, 87-100
3.- Gómez-Pompa A. 2004. The Role of Biodiversity Scientists in a Troubled World. Bio-Science 54(3):217-225.
4.- Reyes-Chilpa, R., Pérez Morales, V. y del Ángel Blanco, S. 1987. Biótica 12(1):7 19. Influencia de los Extractivos en la Resistencia Natural de Seis Maderas Tropicales al Hongo Xilófago Lenzites trabea.
5.- Gómez-Garibay F., Reyes-Chilpa, R., Quijano L., Calderón Pardo, L. y Ríos Castillo T. 1990. Methoxy Furan Auronols with Fungistatic Activity from Lonchocarpus castilloi. Phytochemistry 29 (2):459 463.
6.- Bejar E., Reyes-Chilpa R., and Jiménez Estrada M. 2000. Bioactive Compounds from Selected Plants used in XVI Century Mexican Traditional Medicine. In: Studies in Natural Products Chemistry. Atta-ur-Rahman (Ed.). Elsevier Science Publishers, Amsterdam. Volume 24, Part E. pp 799-844.
7.- Tapia Tapia E. y Reyes-Chilpa R. 2008. Productos Forestales No Maderables en México: Aspectos Económicos para el Desarrollo Sustentable. Madera y Bosques (México) 14(3):95-112.
8.- Reyes Chilpa R. y M. Huerta Reyes M. 2009. Compuestos Naturales de Plantas de la Familia Clusiaceae. Inhibidores del Virus de Inmunodeficiencia Humana Tipo 1. Interciencia 34(6):385-392.
9.- Ríos Castillo T., Quijano L., Reyes-Chilpa R. 2012. Algunas Reflexiones Actuales sobre la Herbolaria Prehispánica Desde el Punto de Vista Químico. Revista Latinoamericana de Química 40(2), 41-64.
10.- Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (INIREB). 1988. Simposio Interno (Resúmenes). Noviembre 23-25. Xalapa, Veracruz. México. 50 pp.
11.- Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (INIREB). 1980. Xalapa, Veracruz, México. 44 pp. (Folleto preparado por Teresa Terrazas).
Tabla 1. Estudiantes a quienes el INIREB otorgó el grado de Maestría en Ciencias: Ecología y Recursos Bióticos. (Tomado de ref. 10)
1982.
Elizondo Elizondo Jorge Leonel
“Sistemática del Género Melocactus Link & Otto en México y Centroamérica”.
Moreno Nancy P
“Preparación de un Glosario de Términos Botánicos para la Flora de Veracruz”.
Pedraza Pérez Rosa Amelia
“Estudio Palinológico de la Familia Convolvulaceae (México)”
Williams Linera Maria Guadalupe
“Biomasa y Contenido de Nutrientes en la Vegetación y en Suelo de Dos Etapas Sucesionales de una Selva Alta Perennifolia”.
1983.
Flores Guido Salvador
“Vegetación Insular de la Península de Yucatán”.
Negreros Castillo Patricia
“Análisis del Efecto de la Intensidad del Corte sobre la Regeneración Natural de Pinos en un Bosque de Pino Encino.”
Vovides Papalouka Andres Peter
“Zamiaceae”.
1984.
Villanueva Gutiérrez Rogel
“Plantas de Importancia Apícola en el Ejido de Plan del Río, Veracruz”.
1985.
Ceballos Martínez José Mariano
“Factores Ecológicos que Influyen sobre el Banco de Semillas de la Maleza Panicum maximum en el Suelo”.
León de la Luz Jose Luis
“Movimiento Estomático y Estrategias Adaptativas en Diversas Poblaciones de Simondsiachinensis (Link) Schneider en el Noreste de México”.
Vásquez Sánchez Miguel Angel
“La Selva El Ocote (Plan de Manejo para su Conservación y Desarrollo)”.
1986.
Jardel Peláez Enrique José
“Efecto de la Explotación Forestal en la Estructura y Regeneración del Bosque de Coníferas en la Vertiente Oriental del Cofre de Perote”.
Martínez Carrera Daniel Claudio
“Diseño y Experimentación de una Planta Piloto para el Cultivo de un Hongo Comestible (Pleorotus ostreatus) en la Pulpa de Café”.
Muñoz Elizabeth
“Producción de Maíz, Frijol y Calabaza en un Sistema Hidráulico de Chinampa”.
Ordoñez Díaz María de Jesús
“Dzibilchaltun, un Parque Cultural en Yucatán”.
Parra Lara Álvaro del Campo
“Uso y Manejo Tradicional de la Fauna Silvestre y su Relación con Otras Actividades Productivas en San Pedro Jicayan, Oaxaca.”
Reyes Chilpa Ricardo
“Los Metabolitos Secundarios en la Resistencia Natural de la Madera a la Pudrición: Nuevos Flavonoides Fungistáticos Aislados de Lonchocarpus castilloi”.
Sanabria Diago Olga Lucía
“Uso y Manejo Tradicional del Recurso Forestal en la Comunidad Maya de Xul, Yucatán, México”.
1987.
Sánchez Vindas Pablo Enrique
“Taxonomía de la Familia Myrtaceae Juss. en el Estado de Veracruz.”
1988.
Flores Ramírez Jonathan
“Aspectos Trofodinámicos de la Ictiofauna de la Laguna Costera La Mancha, Veracruz, México”.
González Christen Alvar
“Algunas interacciones entre Dioonedule (Zamiaceae) y Peromiscusmexicanus (Rodentia: Cricetidae)”.
González Christen María Iseo
“Morfología del Polen de la Familia Verbenaceae de Veracruz”.
Lira Saade Rafael
“Cucurbitaceae de la Península de Yucatán: Taxonomía y Etnobotánica”.
Medellín Morales Sergio Guillermo
“Arboricultura y Silvicultura Tradicional en una Comunidad Totonaca de la Costa”
Ortiz Díaz Juan Javier
“Estudio sistemático de Gouinia (Gramineae: Ergrostidae).
Pineda López María del Rosario
“El Efecto de las Perturbaciones sobre la Estructura y Dinámica de los Bosques Templados de Las Joyas, Sierra de Manantlán”.
Zulueta Rodríguez Ramón
“Cuantificación del Safrol en el Aceite Esencial Extraído de Piper auritum (Piperaceae) en el Estado de Veracruz para su Aprovechamiento Agroindustrial”.
Texto de Homenaje al Dr. Arturo Gómez Pompa
compilados por el Dr. Arturo Argueta Villamar
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