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LA AMISTAD, EL RESPETO Y LOS SUEÑOS COMPARTIDOS DE DOS LATINOAMERICANOS DE LA “VIEJA GUARDIA”
Dr. Enrique Forero
Presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Bogotá, D. C., Colombia.
¿Cuando conocería yo a Arturo? Me parece que fue en el I Congreso Latinoamericano de Botánica en México D.F. en 1972. Quizá me equivoque. Pudo ser en los Estados Unidos en algún momento entre 1967 y 1972. Lo cierto es que por muchos años, y a pesar de la distancia que nos separa, nos ha unido una agradable amistad. Amistad que, de mi parte, va unida a un respeto inmenso por el científico, por el líder, por el maestro, por el soñador, por el ejecutor que siempre fue. Respeto por haberse mantenido firme en
sus principios.
En esos años de la década de 1970 apenas se comenzaba a hablar del uso de computadores en el manejo de colecciones científicas. Arturo era el líder de estas nuevas tecnologías en América Latina por el trabajo que adelantaba ya en la preparación de la Flora de Veracruz (Gómez-Pompa, A. & L. I. Nevling, Jr. 1973 a, 1973 b). Yo tuve la suerte de recibir suficiente apoyo del entonces excelente Consejo de Ciencia y Tecnología de Colombia (Colciencias) para realizar la sistematización del Herbario Nacional Colombiano – COL - (Forero, E. & F. J. Pereira, 1976). No es arriesgado decir que Gómez-Pompa en México y Forero en Colombia fuimos los primeros en usar estos métodos en América Latina. Crovello los había implementado en el herbario de la Universidad de Notre Dame (Crovello, T. J., 1967, 1972).
Arturo Gómez Pompa dirigía entonces un instituto, el INIREB (Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos), que para mí siempre significó el modelo de lo que todas las instituciones dedicadas a la investigación biológica deberían ser: un compendio de la investigación básica y la investigación aplicada en un solo lugar.
Yo había oído hablar del INIREB. Supongo que el mismo Arturo me lo había descrito. Y yo quería conocerlo. En 1981, hice algo que a muchos les parecerá extraño: asistí al Congreso Internacional de Botánica en Sidney, Australia, pero, en lugar de quedarme a conocer algo de aquel remoto continente, al terminar el congreso tomé el vuelo de regreso pero no a Bogotá, sino a ciudad de México y de allí a Xalapa. Victoria Sosa me esperaba en el aeropuerto de ciudad de México y con ella viajé a Xalapa. Conocer el INIREB fue un sueño hecho realidad. Era lo que yo esperaba y más. Solo el herbario había crecido de 0 a 60.000 ejemplares en poquísimo tiempo; vi las demás colecciones, la biblioteca, el trabajo aplicado con los recursos naturales de Veracruz, y el entusiasmo y dedicación de la gente. La desaparición del Instituto fue algo que me dolió profundamente y a ello hice referencia en una conferencia que dicté en algún congreso Mexicano de Botánica. Le pedía a la comunidad que no permitiera que aquel sueño terminara. Ese sueño de un visionario como Arturo.
En 1986 organicé el IV Congreso Latinoamericano de Botánica en la ciudad de Medellín, Colombia. Una de las más maravillosas experiencias de mi vida profesional. Allí asistió una pléyade de ilustres científicos, todos comprometidos con el desarrollo de la botánica en la región y con una firme convicción en la necesidad de sumar esfuerzos y voluntades para lograrlo. Y allí estaba Arturo Gómez Pompa. Una de las imágenes que se han quedado grabadas en mi mente sobre aquel congreso fue ver a Arturo, prácticamente “arrinconado” por jóvenes estudiantes ávidos de aprender más y más de él. El título de su conferencia fue “La botánica económica: un punto de vista” y en el describió la forma en que se definieron las prioridades de investigación en el INIREB.
En honor a la verdad, no fue solo Arturo quien resulto “arrinconado”. Fueron todos los conferencistas. Que “manjar” tuvieron los jóvenes participantes en ese congreso, al contar entre los conferencistas magistrales a científicos de la talla de Ernesto Medina, de Venezuela; Sonia Dietrich y Otto Gottlieb del Brasil; Gloria Montenegro, de Chile; Alfredo Cocucci, de Argentina; y por México, además de Arturo, Gastón Guzmán, Lorrain Giddings y Juan Chávez-Alarcón (todos del INIREB!) y José Sarukhán. También participaron Otto Solbrig, argentino residenciado en los Estados Unidos, Ghillean T. Prance, Peter Raven y Alwyn Gentry.
Arturo siempre ha creído en la necesidad de crear una conciencia latinoamericana de investigación en recursos naturales. Por eso, y para mi gran satisfacción, los dos tuvimos que ver en los primeros pasos que se dieron para crear la Red Latinoamericana de Botánica que tanto éxito tuvo en la década de los años 90 y a comienzos del siglo XXI, obteniendo recursos y apoyando a jóvenes investigadores latinoamericanos con becas para adelantar estudios de posgrado dentro de la región.
Ya desde 1978, en el II Congreso Latinoamericano de Botánica realizado en Brasilia, Brasil, se había despertado el interés por crear una organización que sirviera de lazo de unión entre los botánicos de la región. En 1982, en Lima, se dieron los primeros pasos para la creación de la Asociación Latinoamericana de Botánica, que finalmente se consolidó en 1986 durante el ya mencionado IV Congreso Latinoamericano de Botánica. Arturo siempre estuvo atento al desarrollo y fortalecimiento de la Asociación, particularmente entre 1978 y 2002.
En 1984, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF) entendieron la necesidad de incrementar esfuerzos para la conservación de plantas en el mundo, ya que hasta entonces sus actividades se habían enfocado principalmente en la conservación de especies animales. Con el fin de dar respuesta a esta inquietud, establecieron el Grupo Consultor para Plantas (Plants Advisory Group) con ilustres representantes de todos los continentes, entre los que contaban los Dres. Armen Takhtajan, Vernon Heywood y Peter Raven. Los latinoamericanos invitados a participar fuimos Arturo y yo, y él fue por algún tiempo el coordinador del grupo. Las contribuciones que el grupo hizo para establecer prioridades en conservación de plantas fueron importantes, e incluyeron un fuerte énfasis en la conservación de plantas medicinales, entre otras muchas cosas.
Por diversas razones, Arturo acabó dejando México para ir a radicarse en Riverside, California, donde la Universidad lo recibió con los brazos abiertos. Pero aún desde el otro lado de la frontera, el mexicano profundo que hay en él ha hecho que continúe sin descanso apoyando a su país, a sus jóvenes investigadores y a todo lo que le suene a desarrollo y fortalecimiento de la comunidad científica de su querida tierra.
Por estas y muchas razones que otros autores de este homenaje han de resaltar desde sus individuales puntos de vista, Arturo Gómez Pompa es un hombre muy especial, un científico del más alto calibre, un ciudadano del mundo, y un ejemplo digno de emular. Las nuevas generaciones de botánicos – y de científicos en general – tanto de México como de América Latina deben ver en Arturo a un ícono. La ciencia latinoamericana necesita líderes como él. Necesitamos héroes, no desde el punto de vista de las guerras y los conflictos, sino desde el punto de vista intelectual, cultural y humano. Arturo tiene que ser uno de ellos.
Bienvenida la idea de hacerle un homenaje a este mexicano excepcional. Seguramente lo recibirá con la sencillez que siempre lo ha caracterizado. Pero que sepa Arturo que hay muchos mexicanos y muchos latinoamericanos que lo apreciamos, lo admiramos y lo respetamos en su verdadera dimensión. Y en mi caso particular, que sepa que valoro infinitamente nuestra amistad de tantos años y las experiencias compartidas.
Referencias:
Crovello, T. J. 1967. Problems in the use of electronic data procession in biological collections. Taxon 16: 481-494.
Crovello, T. J. 1972. Computarization of specimen data from the Edward Lee Green Herbarium (ND-G) at Notre Dame. Brittonia 24 (2): 131-141.
Forero, E, & F. J. Pereira 1976. EDP-IR in the National Herbarium of Colombia (COL). Taxon 25 (1): 85-94.
Gómez-Pompa, A. & L. I. Nevling, Jr. 1973 a. La Flora de Veracruz. En A. Gómez-Pompa y A. Butanda C. (eds.). El uso de computadores en la Flora de Veracruz, pag. 2. UNAM. México.
Gómez-Pompa, A. & L. I. Nevling, Jr. 1973 b. Ordenación de datos para la descripción de especies para la Flora de Veracruz. En: A. Gómez-Pompa y A. Butanda C. (eds.). El uso de computadores en la Flora de Veracruz, págs. 34-41. UNAM. México.
Texto de Homenaje al Dr. Arturo Gómez Pompa
compilados por el Dr. Arturo Argueta Villamar
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